Después de pasar la Navidad en NYC con mi mamá y mi hermano, alquilamos una van de 12 puestos, buscamos parte de la familia de Andres por el aeropuerto y nos fuimos 4 horas al norte a Lake Placid: un pueblo de esquí en el que se hicieron las olimpíadas de invierno en 1980.
Fuimos buscando nieve, queríamos un «año nuevo blanco y nevado», queríamos hacer un enorme muñeco de nieve!
Pero no fue el caso… había algo de nieve que ya realmente era hielo y en los días que estuvimos apenas nevó un poco más como para que el paisaje se pusiera más bonito pero no lo suficiente como para hacer un olaf.
De todas maneras lo pasamos buenísimo empapándonos del otro lado de la familia para así tener la cuota recargada para comenzar el año.
Hicimos un recorrido entre bosques de pino y ríos con cascadas precioso que no me imagino el espectáculo que debe ser cuando está realmente nevado… calentamos marshmallows en la fogata… Nos lanzamos en tripas por la nieve y los Pirulingos gritaron eufóricamente que querían más y más… Pasamos noches tomando vino y conversando hasta tarde mientras «los TreMendoza» jugaban y se divertían… comimos rico, algunos esquiaron, otros paseamos, caminamos en lagos congelados y tomamos chocolates calientes con los que todavía sueño despierta!
Pasamos frío y nos abrigamos bien para igual salir y pasear y ver exhibiciones de saltos con esquí y que los Pirulingos se lanzaran por la nieve en el eternamente popular estilo «culicros»… Tomamos fotos cuando las manos no estaban demasiado congeladas y dejamos de tomarlas cuando las conversaciones estaban muy buenas.
Cenamos en familia y regresamos a la sala de nuestro hotel a abrir muchas botellas de champaña justo antes de recibir el «feliz año» y abrazarnos agradeciendo la oportunidad de estar juntos.
Los Pirulingos en sus trajes de nieve parecían unos «umpalumpas» pero qué lindos y abrigados iban, mejor que todos nosotros sobre todo cuando se metían en su coche con cobija incluida y hacían largas siestas de esas que solo se hacen en invierno cuando el cuerpo te pide descanso que es casi hibernación para guardar el calor en el cuerpo…
Puede que no haya sido un año nuevo tan blanco y nevado como queríamos, pero mejor que hacer un muñeco de nieve fue disfrutar en familia, ver los primos correr y jugar sin cansarse y llenarnos la vista de paisajes lindos, totalmente memorables…
Ya habrá tiempo de hacer muñecos de nieve!
Pd: guía de supervivencia de invierno con niños, el día mágico en el que conocí la nieve y un viaje para esquiar en familia.