Hay viajes que son especiales por las aventuras que vivimos, otros lo son por los lugares increíbles que conocemos, otros resaltan por los paisajes hermosos que llenan nuestra vista. Para nosotros, visitar Florida tiene todo eso y además un componente adicional: la nostalgia de recordar a través de sus imponentes palmeras y extensas playas de arenas blancas, los paisajes y las vistas de los viajes de nuestra infancia en Venezuela.
Andrés y yo crecimos visitando las playas venezolanas y existen muchos recuerdos asociados a esos viajes, que permanecen en un sitial de honor en nuestra memoria. Ahora resulta súper especial viajar con nuestros Pirulingos, recorriendo las playas de Florida y poder revivir esos momentos, y mejor aún, conectarlos con las vivencias de nuestras aventuras en familia y que formen parte de los recuerdos de nuestros hijos.
Hemos visitado playas del norte de Florida como Pensacola, Rosemary Beach y Panama Beach. Hemos disfrutado pasar el día en la arena blanca y suave, haciendo castillos, huecos o dibujando colas de sirena.
Nos hemos bañado en el mar perdiendo la noción del tiempo, porque el agua está a la temperatura perfecta para no querer salir de ella. Hemos caminado por la orilla, sintiendo la brisa en la cara y mojando los pies en el agua mientras recolectamos conchitas de mar de diferentes tipos para hacer colecciones y llevar a casa pequeños tesoros de nuestras aventuras.
Hemos dormido siestas a la sombra de una palmera, de esas en las que tu cuerpo se relaja completamente porque duermes escuchando el sonido de las olas.
Hemos sentido pececitos haciéndonos cosquillas en las piernas bajo el agua mientras nadan en grupo y hemos corrido al paso de las gaviotas que llegan buscando migajas de pan o galletas.
Hemos volado “papagayos” (kites) al ritmo del viento que sopla en los cielos siempre azules.
Hemos terminado el día comiendo helados en la playa, o con una rica cena llena de frutos del mar o un pescado súper fresco, compartiendo sabores que nos encantan.
La playa es nuestro lugar feliz y visitamos Florida para que lo sea también de nuestros Pirulingos. Es esa combinación entre sol y cielo azul, agua y aire fresco que nos enamora. Es la posibilidad de disfrutar y compartir en familia en lugares con todas las comodidades y al mismo tiempo todo el encanto de la naturaleza.
Son días en los que nos conectamos con nosotros, y además con memorias de nuestra infancia mientras creamos momentos especiales que nuestros hijos puedan recordar por siempre.
Visitar Florida es encontrar todo lo que nos gusta de un viaje y por eso queremos siempre volver.
