Esta semana ha sido una auténtica semana slow, no ha habido muchos planes, nada de apuro, no hemos tenido horarios qué cumplir y la hemos vivido poco a poco saboreando cada momento.

Mi mamá está aquí y por eso ha sido una semana llena de juegos con la abuela, pero también de que ella viva nuestra vida, cotidiana, diaria, sencilla… Yo me he levantado temprano a caminar cada día aprovechando que puedo dejar los Pirulingos con ella y esa caminata me ha llenado las mañanas de oraciones, flores y algo de sudor… Los Pirulingos se han despertado tarde, a la hora que quieren y que el cuerpo les pide después de acostarse tarde viendo una película acurrucados en el sofá.

con Puli

con Puli

Ha sido una semana llena de brindis mañaneros entre una taza de café y una de leche achocolatada viendo los pajaritos y las ardillas llegar a nuestro jardín. Una semana de historias y cuentos, muchos cuentos… Han abundado las conversaciones, los ratos echados en el sofá, una que otra siesta a media tarde y alguna caminata bajo el sol para ir a los columpios. La casa se ha llenado del olor de la más rica comida casera y cada tarde hemos puesto la mesa y nos hemos sentado los 4 a comer juntos.

A veces pensamos salir a pasear o hacer alguna diligencia pero nos ganan las pijamas y las ganas de no hacer nada más que disfrutar que estamos juntos.

Semanas como esta no abundan en mi vida, el extra par de manos y la gran ayuda de mi mamá hacen que sea posible mientras nos contamos alguna historia pendiente. Generalmente la vida es rápida, atropellada, llena de planes y cosas qué hacer… pero no esta semana…

con Puli

Y lo escribo porque quiero recordar lo bien que se siente poder hacer esa pausa y simplemente respirar profundo y contemplar. Quiero recordar la cara de Eugenia al conversar con su abuela y la cara de la abuela cuando Andres Ignacio le cuenta todo tipo de detalle sobre animales y dinosaurios. No quiero olvidar la alegría de las mañanas luego de haberse ido a dormir escuchando historias de príncipes y princesas y la escena de verlos dormir cada noche acurrucados con su Puli.

Lo escribo para poder volver a vivir estos momentos suaves y lentos cuando la vida se me pase acelerada por delante… y a través de mis palabras poder pausar, respirar y seguir…

con Puli

con Puli