Se acabaron las vacaciones y los Pirulingos volvieron al colegio, hace una semana para ser exactos y no había escrito esto porque precisamente llevo toda la semana asimilando el regreso a clases… siempre me cuesta, siempre me agarra por sorpresa, parece que nunca me acostumbro.
Claro que los últimos días de vacaciones con la casa regada a más no poder, las ideas y planes un poco agotados, la cocinadera y recogedera apoderándose de mi paciencia; pensé más de una vez que qué bueno que pronto comenzaban las clases, que volvería la rutina y recobraría un poco de sanidad mental y algo de tiempo y productividad.
Siempre llega el día y me confirma que el caos de las mañanas puede más que cualquier desorden. Que la rutina no es mi mejor amiga y nunca logro que mis hijos duerman las horas que recomiendan los expertos en los cuadros de sueño por edad. Que a veces no importa si me despierto más temprano, igual me gana la mañana, las mil instrucciones para lograr entrar en el tiempo cronometrado y que hace falta tener una reserva de paciencia inagotable para no apurar a Eugenia que todo lo hace a su ritmo y su ritmo es de vals cuando yo necesito un merengue a esa hora de la mañana.
Entonces yo misma me leo y recuerdo mis consejos para que todo vaya mejor y hasta me consuelo con que estamos adaptándonos a la rutina después de su absoluta ausencia en vacaciones, que es la primera vez que vamos al colegio desde esta casa nueva que queda minutos mas lejos pero esos minutos se potencian en las mañanas y que finalmente Cristobal esta más grande y demanda más atención mientras hago malabares con los hermanos mayores en el circo que se convierte mi casa a las 7am.
La vuelta a clases me toma con muchos sentimientos encontrados y está llena de contradicciones, aquí las comparto con ustedes a ver si les pasa igual y sirve esta reflexión para no sentirme sola.
- Amo las vacaciones y sus tiempos relajados pero llega un momento en el que inevitablemente necesito la estructura de la vuelta a clases, pero cuando vuelvo a tener la estructura y la rutina, aunque valoro su aporte en mi vida, comienzo de nuevo a soñar con las vacaciones, los niños en la casa… a pesar del desorden y a pesar del cansancio.
- Habría que decirle a los hijos que no han comenzado las clases para que se despierte temprano y con buen humor tempranito en la mañana como lo hacen en vacaciones y los fines de semana… Nunca dejará de sorprenderme esa capacidad de que cueste despertarse sólo cuando hay que ir al colegio.
- Dejar a mis Pirulingos grandes y todavía tener a Cristobal conmigo hace que mi productividad igual no mejore tanto, pero me hace muy feliz dedicarle tiempo a mi chiquitico a solas y tenerlo unas horas para mí.
- Me cuesta un mundo acostarme a horas decentes y por eso me cuesta otro mundo despertarme temprano para no tener que correr en las mañanas… Tengo que acostarme más temprano pero de noche trabajo y adelanto cosas que en el día me cuesta mucho hacer.
- Hay que tener fortaleza de espíritu para no sucumbir en el frenesí de las actividades extraescolares. Son tantas opciones e intereses de nuestros hijos que cuesta elegir. Este año la logística y el presupuesto nos ayudan a situarnos y no perder la cabeza inscribiéndolos en mil cosas que nos dejan a todos más agotados.
- Las loncheras es mejor dejarlas listas en la noche! Que no se me olvide que a veces de esto depende la posibilidad de salir victoriosa con buen humor y sin apurar.
- Quiero hacer una lista de comidas para loncheras porque fácilmente me quedo sin ideas y repito el mismo menú. Lo bueno es que los Pirulingos aun afirman que prefieren ponchera que la cafetería del colegio (son unos santos!).
- La llegada al colegio a tiempo es una de las sensaciones de Victoria más gratificantes!
- La música lo mejora todo y despertar a los Pirulingos con ambiente musical y que siga de fondo mientras se visten, arreglan y desayunan nos levanta el ánimo a todos.
- Levantarme y hacer una oración, agradecer el día y no comenzar viendo mi teléfono, también hacen una gran diferencia y lo escribo para que no se me olvide.
Cuéntenme sus reflexiones, sus trucos, sus consejos…
Y feliz regreso a clases a todos sus hijos!
Hola gracias por tu aporte yo tengo tres niñas de 13, 8 y 5 años y las mañanas son una locura, les hago almuerzo y desayuno, para llevar al colegio, cocino un dia antes cuando puedo, pero ahora estoy feliz q ya comenzaron, cada quien a su ritmo pero ayuda tener hacer las tareas y acostumbrarlo a dejar sus bolsos listos, su uniforme a su alcance fomentando su independencia: