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Esta mañana, como cada mañana, Andres antes de salir me dio el reporte climático.

– Está frio, me dijo, temperatura 0C pero sensación de -6C.

Esta mañana como cada mañana vestí a los Pirulingos con todas las capas que amerita la temperatura y salimos en el coche doble con sus cobijas/sleeping bags respectivos a llevar a Andres Ignacio al colegio.

Como bien había comentado Andres, estaba muy frio. Así lleva toda la semana. Lo que significa que salimos los 3 al colegio, dejamos a Andres Ignacio y nos regresamos Eugenia y yo a la casa. Para salir de nuevo pasadas 3 horas a buscarlo y regresar… a la casa.

Eso es lo duro del invierno. Que nos encierra en este apartamento. Nos priva del parque, de pasear, de simplemnente caminar y ver qué encontramos en el camino. Y esta semana nos ha faltado el parque y la calle porque ha estado muy fria y llena de ese viento helado que Eugenia odia cuando le pega fuerte en la cara al cruzar en cualquier esquina.

Han sido días de sólo salir al colegio y a comprar alguna que otra cosa en el supermercado. Y aunque juguetes tenemos suficientes, al tercer día de quedarnos aquí, parece que nuestro apartamento se siente más pequeño.

Esta semana ha estado llena de tardes de invierno!

Tardes en las que tenemos que reinventarnos para mantenernos activos y alegres en estas 4 paredes. Son tardes en las que los colores, las tizas, plastilina y pintadedos salen de los cajones en los que normalmente estan guardados precisamente para que sea más emocionante su presencia cuando no podemos salir. Son tardes que cantamos y repetimos hasta aprendernos algunas canciones, leemos una y otra vez los mismos cuentos favoritos o vemos 2 películas seguidas acurrucados bajo una manta en el sofá de la sala. En estas tardes se hace de noche cuando aún el día no termina, y Andres Ignacio se despierta de su siesta siempre un poco confundido al ver que está oscuro pero todavía quedan horas y cosas qué hacer antes de realmente ir a dormir.

En las tardes de invierno se acumulan los platos en el lavaplatos, los juguetes quedan regados por todo el piso del cuarto, la sala y hasta la cocina; y todos usamos sweaters y medias dentro de la casa. Y aunque los Pirulingos juegan felices entre ellos siempre requieren mi compañia. A veces en las tardes de invierno tengo la suerte de ponerme al día con algun libro o revista mientras los veo jugar o pintar.

Y finalmente las tardes de invierno están llenas de fotos! Porque estar metidos en la casa es perfecto para agarrar la cámara y tratar de capturar caritas lindas y actividades propias de nuestras tardes de invierno.

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Publicado el 18 de enero de 2013