En septiembre de 2011, una madrugada mientras amamantaba a Eugenia de 4 meses y Ashio dormía a mi lado con casi 2 años, me vino el nombre criandoando a la cabeza y me levanté como un cohete de la cama a verificar que estuviera el dominio disponible.

Yo tenía unas ganas enormes de escribir y dejar salir de alguna manera lo que vivía y lo que la maternidad significaba para mí. Hasta entonces nunca había leído un blog pero parecía ser el formato adecuado y estaba «de moda».

Comencé a escribir, principalmente de noche cuando mis Pirulingos dormían. Lo hacía desde el escritorio de la esquina en el cuarto de nuestro apartamento en NYC y acudí a ese encuentro de transformar mis vivencias, pensamientos y sentimientos en palabras, fielmente por muchos meses. De alguna manera los trasnochos pesaban menos si eran para escribir y de repente sentir esas ganas de hacer, de escribir y compartir era sencillamente alimento para mi espíritu.

Mucho ha cambiado desde entonces. Las palabras comenzaron a estar acompañadas de fotos y yo comencé a refinar mi técnica y mi mirada para capturar de la mejor manera los momentos que iban definiendo este viaje. Llegó instagram, los filtros y alrededor de criandoando se fue generando una linda comunidad de mamás que a veces no entendía cómo «me encontraban».

El mundo de mi blog fue tomando forma, sentido, estructura y de repente me di cuenta que pensaba y actuaba en función de él… comencé a ver historias en las conductas de mis hijos, en mis reacciones de mamá, en los encuentros con otros niños en el parque… en todas partes y me ganaban las ganas de contar esas historias, a través de mi lente, de mi experiencia, siempre resaltando lo bonito, porque ser mamá es lo más bonito que me ha pasado en la vida, pero sin ocultar las sombras, las dificultades y retos que sin duda son parte del camino.

Casi 2 años después de comenzar mi blog nos mudamos de NYC a Houston y en esta ciudad se abrió la posibilidad de tener permiso de trabajo. Entonces yo me dediqué a aprender de esto como un oficio y aplicada como soy, leí, estudié, hice cursos y aprendí mucho. Resultó ser la excusa perfecta para aprender de marketing digital y se relacionaba perfectamente con mi background de Comunicadora Social y mi experiencia en Marketing en Venezuela. Además en el camino fui conociendo gente maravillosa y diariamente devoraba blogs como materia prima para el mío: mucha inspiración y aprendizaje.

Propositos de año nuevo - 2019

Cada día o noche que escribía y cada vez que presionaba el botón de publicar estaba lleno de ilusión. Muchas veces escribí sin saber quién leería e igual me emocionaba terminar un texto. Otras, casi bailaba frente a la computadora al ver que mis palabras eran leídas, compartidas y bien recibidas por una audiencia que a veces no sabe el poder que tiene de alegrarme con solo estar ahi, leer y comentar!

Seguí contando mi historia, pensando que más allá de quien leyera este espacio, criandoando también era una carta de amor para mis Pirulingos, su infancia escrita para que alguna día ellos puedan revivirla a través de las palabras que les dedicaba sin cesar. Y en el camino mis palabras también le pertenecían a tantos que las leían y las hacían suyas.

Han pasado más de 7 años y yo sigo teniendo historias qué contar y muchas ganas de seguir haciéndolo. Pero 2018 fue el año en el que no supe bien qué hacer con mis ganas, en el que me perdí en mis propias palabras.

Fue un año con oportunidades bellísimas como el viaje a Disney, campañas que disfruté mucho, colaboraciones interesantes e incluso una dinámica familiar que se suponía me sería favorable: la primera mitad del año Cristobal fue 2 días por semana a un preescolar y a partir de septiembre todos los días un par de horas menos que sus hermanos. Y sin embargo fue el año en el que todo lo que hice se sintió contracorriente.

Propositos de año nuevo - 2019

Escribí menos, y sobre todo me cuestioné cada vez que publicaba si era lo que debía hacer. Me costó cumplir con mi propio calendario editorial y este espacio por muchas semanas estuvo abandonado. Viví con una lucha interna en la que de tanto pensar y analizar qué hacer, terminaba paralizaba sin moverme en ninguna dirección. Estuve desorientada, con muchas ideas y proyectos que no llegaron a ver la luz.

Fue un año de mucha ansiedad y esa sensación horrorosa de sentir el pecho apretado y no saber por qué. Mi mente y mi persona de marketing me indicaban los pasos a seguir y en mi cabeza profesional se esbozaban planes de acción para hacer crecer mi blog y mis redes sociales. Empecé a pensar cómo sumergirme en el mundo de las historias de Instagram para ganarle al algoritmo que no le mostraba mi contenido a nadie. Me creí la historia de que ya nadie lee blogs y tenía que adaptarme a un microblogging desde las redes sociales con contenido más digerido para mi audiencia. Pasé muchos días supuestamente sabiendo lo que debía hacer, las estrategias que sí funcionan y tratando de inventar un plan de acción y al mismo tiempo pasé muchos días sin materializar ninguno de esos planes y estrategias.

Y en ese discurso interminable en mi cabeza entró un elemento súper nocivo, y sin darme cuenta comencé a compararme: mis redes sociales, mis fotos y mi blog con otros que parecía que estaban haciendo lo correcto y teniendo resultados en forma de crecimiento, seguidores, likes, comentarios. Dicen que la comparación es la ladrona de la felicidad y por un momento muchas cosas dejaron de tener sentido para mi, dejaron de proporcionarme la alegría de siempre, precisamente porque el compararme no me dejaba avanzar.

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Y si algo he tenido claro desde el principio es que yo no estoy aquí por llegarle a millones de personas o por tener miles de followers… este pequeño rincón de Internet tiene más de 7 años y siempre ha crecido lento pero seguro… y yo siempre supe disfrutarlo y agradecerlo porque nunca fue el principal propósito. Y por un momento lo olvidé y pensé que sabía lo que debía hacer y no entendía por qué entonces me costaba tanto sencillamente hacerlo. Y muchas veces pensé cerrar esta casa y comenzar a hacer otra cosa…

Pero no pude.

Entonces llegó el momento que inspiró este post, el momento en que me di cuenta que no quiero dejar este espacio, que me quedan muchas historias por contar, el momento de rescatar toda la ilusión que me generan los proyectos que aquí se materializan. Fue un momento de ver la luz entre tantas sombras y hacer las paces con lo que sí quiero hacer que es escribir y ponerle palabras (y siempre algunas imágenes) a la maternidad, a la familia, a la crianza y a todo lo que envuelve el disfrute y el desarrollo de nuestros hijos y el nuestro como mamás. Fue el momento de entender que no lo tengo que hacer desde la angustia de forzarme a hacer lo que no quiero, sino desde la confianza de hacer lo que más me gusta y lo que siento que sé hacer mejor. Me bastó reconciliarme con que no tengo que hacer lo que «se debe», que no tiene que haber videos de mi día a día ni historias de Instagram documentando lo que pasa en tiempo real para que este espacio tenga un propósito y para que siga valiendo la pena.

Propositos de año nuevo - 2019

Comienzo este año retrocediendo 5 pasos y retomando eso para lo que soy buena, que me hace feliz y que fue esa chispa que me llevó a abrir este blog aquella noche de 2011. Yo no soy la misma, tengo un hijo más y ya no me trasnocho amamantando; pero la esencia de esa madrugada en que nació criandoando sigue ahí, más aún cuando lo veo en retrospectiva y me doy cuenta de todo lo que se ha generado en mi vida y mi maternidad gracias a esa decisión de abrir un blog y contar mi experiencia.

Así que pueden esperar mis letras y mis reflexiones, proyectos y mesas bonitas, planes familiares y ojalá espacios para conocernos en persona. Este inicio de año tengo un propósito que es retomar la cita ineludible con mi teclado, conectarlo con mis pensamientos y mi corazón y plasmarlo aquí. Acudir a este espacio para seguir contando historias, reflexionando y analizando, ponerle mi mirada, mis palabras y mi criterio a lo que veo, siento y vivo en mi crianza y mi familia que al final son las cosas que ven, sienten y viven otras muchas mamas que vienen aquí y nos encontramos en este espacio porque todas estamos criandoando.

¡Este 2019 aquí las espero!

Propositos de año nuevo - 2019