Esta entrada es en colaboración con Coolabi, pero todas las opiniones son propias y están basadas en mi experiencia con mis hijos.
En esta casa no hace falta celebrar ocasiones especiales, halloween o fiestas de disfraces para ver a ciertos Pirulingos jugar y correr vestidos de alguien, o algo, o no se sabe qué porque lo inventaron ellos. Desde muy pequeños juegan a «ser», desde animales en la sabana africana, hasta personajes de sus historias favoritas.
Sus cabecitas y su imaginación no tienen límites y parece que el juego imaginativo es el que mejor les permite compaginar sus gustos y sus diferencias: porque no hay reglas pautadas, pueden ser lo que deseen y en esa burbuja que se crea salvan al mundo, resuelven problemas y estrechan un lazo que se consolida a través de sus inventos y sus risas.
Yo soy la espectadora, estoy en primera fila y es un sitial de honor. Y más que eso, porque soy fiel creyente en las posibilidades de dejar volar la imaginación, de dejarlos inventar y crear a sus anchas, de brindarles historias para que luego las transformen, las cambien, las hagan suyas y despeguen en sus pequeñas grandes mentes.
Siempre he apoyado y promovido ese juego de imaginar. Que puede surgir sin tener nada a la mano porque todo se crea en la imaginación, o se puede potenciar a través de disfraces y muchas historias: contadas, vistas y leídas. Y es así como principalmente promuevo ese juego de imaginación en mis hijos, brindándoles algunas herramientas para que ellos puedan despegar.
- Siempre tenemos disfraces a la mano: hace algún tiempo incluso les enseñé cómo adornamos este rack para que estén allí a su disposición.
- Contamos muchas historias: inventadas, leídas en cuentas y vistas en programas de TV. Muchas veces son el punto de partida para arrancar a volar.
- Cantamos muchas canciones: y muchas veces por cuestiones de idiomas y casi siempre por gusto, les cuento de qué va la canción cuando no es tan obvio.
El juego imaginativo estimula la creatividad, potencia cualidades del niño, permite el trabajo en equipo, la empatía y la cooperación, aumenta el vocabulario y es ideal para la resolución de problemas. Y además es un espacio que desde el público nos regala la oportunidad de entender cómo funcionan sus cabezas, en qué piensan, qué les gusta… es una ventana a su mundo en la que me encanta asomarme porque lo que está del otro lado es fascinante: son ellos en una esencia muy pura y una que quiero que perdure por mucho tiempo!
Y esta reflexión se las traigo de la mano de un programa de TV que a los Pirulingos les gusta mucho: Es PoppyCat y se trata de un gato y sus amigos que en cada capítulo al tiempo que hacen volar una pañoleta de cuadros de colores, se transportan a un mundo de imaginación en el que resuelven un problema. Es una comiquita que se centra precisamente en el juego imaginativo del que hablo y su lema es «hacer de las aventuras de todos los días, algo extraordinario».
Las lindas historias las pueden ver en su página web o también a través de Netflix o Sprout. También pueden seguirlos en su página de Facebook aquí.