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Vivir en Houston, a diferencia de Nueva York, ha significado un cambio interesante en nuestras actividades, sobre todo los fines de semana. Hemos cambiado las caminatas por los trayectos en carro, pero sobre todo la espontaneidad de saber que encontraríamos algo caminando por ahí, por un poco más de planificación para trasladarnos hasta donde esté el plan que decidamos.

Hace unos fines de semana, mi amiga Almoraima nos invitó a unirnos a un paseo a la granja con su familia. A Almoraima la conocí hace unos cuantos años cuando comencé a bailar flamenco aún en el colegio, luego nos reencontramos en la Universidad y estudiamos juntas y ahora 10 años después de habernos graduado esta ciudad nos hizo encontrar de nuevo.

Y gracias a su invitación conocimos Dewberry Farm, un lugar en el que pasamos un día en familia muy especial, lleno de actividades sencillas, mecánicas, contacto con naturaleza y con animales…

Mientras veía a Andres Ignacio y Eugenia pasear por el laberinto de maíz, montar en los caballos, hundirse en montes de heno o jugar con granos de maíz, me di cuenta que a veces estamos sumergidos en este mundo digital, lleno de actividades muy propias del siglo XXI y que este paseo de domingo venía a refrescarnos recreando la sencillez del campo y la diversión que generalmente lo acompaña.

Y todo esto acompañado de buenos amigos, es insuperable!

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Publicado el 26 de noviembre de 2013