Cuando Andres Ignacio tenía 2 años y Eugenia 6 meses, en un período de pocas semanas hice dos viajes a Venezuela yo sola con ellos dos. Por las circunstancias de los viajes Andres, o no pudo ir o iba y regresaba a destiempo y no en los mismos días y vuelos que nosotros 3. Ya para ese momento yo había viajado varias veces sola con Andres Ignacio y también con él + la barriga de Eugenia. Sabía lo que significaba viajar con bebé pequeño pero cuando hice esos viajes lo que más me preocupaba era tener que atender necesidades de ambos al mismo tiempo… cómo iba a dividirme?
En el último regreso, en la cola para hacer aduana yo estaba con mi cartera colgada, Eugenia cargada en el portabebé, Andres Ignacio dormido en el coche, la pañalera guindando del coche y además empujaba un carrito con 2 maletas. Atrás de nosotros en la fila venían dos señoras que sin ningún disimulo hablaban entre ellas de mi situación, sin entender qué emergencia o acontecimiento especial podría ser la que me obligaba a semejante periplo. Una le dijo a la otra, «pero por qué tendrá que hacerlo?» y la amiga le contestó con un tono lleno de resignación levantando los hombros: «ay mijita, ¡la necesidad!».
Yo las escuchaba y me reía internamente, nadie me obligaba a hacer esos viajes ni había una razón de emergencia más que las necesidad imperiosa de mi alma de pasar tiempo en familia y visitar mi país.
La realidad es que fueron viajes cansones pero salimos airosos, resolvimos las situaciones que se presentaron y luego otros viajes mamá e hijos le siguieron. No me intimidó la experiencia, que aunque tuvo muchos retos también me dejó muchos aprendizajes y me quitó el miedo de hacer, salir, inventar y explorar sola con mis hijos.
En esa época yo vivía en Nueva York y me la pasaba de paseo con mis hijos por Manhattan empujando un coche, a veces sencillo y otras doble, cargándolo por las escaleras para montarme en el metro y haciendo malabares para llegar a donde quería. A veces la ciudad se presentaba amable con sus calles eternamente peatonales y sus innumerables parques, y otras veces era muy hostil con estaciones de metro sin ascensor, empinadas escaleras o autobuses llenos en los que era difícil entrar con un coche y dos niños.
Todas esas experiencias de mamá de dos hijos que tan solo se llevan 18 meses, de andar con ellos viviendo mi realidad neoyorkina tan distinta a la realidad en la que crecí en Caracas, me enseñaron mucho. No había posibilidad de dejarlos con alguien, si yo quería hacer algo, simplemente tenía que hacerlo con ellos. Veía a mi alrededor a otras madres haciendo lo mismo y me daba fuerza espantando las quejas. Incluso ver a otras mujeres que se privaban de hacer cosas por no tener las comodidades que consideraban necesarias, me hacía no querer copiar esas maneras.
Aprendí a aventurarme, a hacer, a resolver sin que estar sola con mis 2 hijos fuera un impedimento. Aprendí a no tenerle miedo a pedir ayuda, a resolver las situaciones con creatividad y vivirlas con alegría. Tenía una ciudad maravillosa a mi alcance y si decidía quedarme en las dificultades me perdería poder exprimirla y vivir intensamente esa etapa tan especial de mi vida.
En ese momento parecía un aprendizaje sobre la ciudad y un cambio radical en mi estilo de vida al mudarme a otro país y que esa nueva vida coincidiera con el nacimiento de mi primer hijo, pero ahora reconozco que fue una lección mucho más profunda, porque precisamente iniciando mi maternidad en otro país aprendí que tener mis hijos conmigo no tenía por qué privarme de hacer cosas, que muchas veces hacer sin pensar y disfrutar es la mejor manera y sino, al menos se hizo el intento.
Ese aprendizaje lo llevo conmigo y es parte de la mamá que soy y la que quiero seguir siendo. Cuando Cristobal tenía apenas 2 meses viajé sola con mis 3 Pirulingos porque era la única manera de tener más días en familia en un viaje a Venezuela que se presentaba después de 3 años de no haber ido a mi país… No había incomodidad de avión que pudiera más que ese anhelo irrefrenable de mi corazón.
Muchas veces cuando hago cosas, cuando invento aventuras sola con mis 3 hijos me consigo miradas, comentarios y voces que me llaman valiente, que admiran que me atreva. Yo no siento que sea mayor cosa, me consta que es cuestión de actitud y perspectiva. Actitud la que me regaló vivir con dos pequeños en Nueva York y perspectiva la que aprendí de aquella señora en la fila en el aeropuerto, la que me hizo entender que a veces lo que solo parece que pudiésemos hacer por necesidad, lo terminamos haciendo por gusto! Y lo disfrutamos enormemente!
Estas fotos son de una tarde de Spring Break. Andres estaba de viaje de trabajo y pasé la semana sola con 3 Pirulingos en casa. Hubo días de quedarnos echados sin quitarnos la pijama, viendo películas y jugando juegos de mesa y hubo días de aventuras. Fuimos al Rodeo y fuimos a la playa, aunque hacía un poco de frío Ashio y Eugenia se animaron a saltar algunas olas y luego nos quedamos simplemente disfrutando el sonido del mar, el viento en la cara y la suavidad de los pies en la arena. Decidir ir a la playa sola con los 3 es solo cuestión de cerrar los ojos e imaginar la sensación de estar allí, el disfrute y las memorias que creamos cuando estamos juntos y en lugares que nos encantan. Muchas veces esa visión es suficiente para ‘atreverme’ y para aliviar el cansancio de la preparación o la limpiadera al final del día.
Y luego esta este blog y este relato, para recordarlo si se me olvida y para animar a quien lo lee.
Que bello artículo Carlota! Inspirador! Te felicito y gracias
Gracias Denise, un abrazo para ti!
Yo ando con mis tres niñas para arriba y para abajo, luego de haberme ido sola con María José y Victoria a Nueva York a visitar a mi prima y sobrinos que tanto amooooo y extraño, no hay nada que no pueda hacer con mis hijas, después de ese viaje ya me ha tocado regresar dos veces sola de Europa, con escalas de dos dias incluidas y 3 niñas hermosas!!! Ver a la familia no tiene precio, los adoroooo!!!!
Ese verano fue inolvidable, las dos con nuestros muchachitos sin parar, a pesar de la lluvia! Ojalá vengan otros así, me muero de ganas! TQM!
Hermoso articulo! Me encantó y las fotos divinas! A que hora se aprende a ser mamá y forografa? Voy a aprendiendo pues me tocará pronto pronto
Luisa gracias! se aprende cuando tienes ganas y tienes un sujeto al que siempre fotografiar! jajajaja… ya veras como lo harás de bien porque tienes mucha sensibilidad!
Bellisimo articulo!! puedo entender perfectamente, tambien tuve mi bebe en NYC y pase exactamente por lo mismo….
Se disfruta mas, los recuerdos y anecdotas increibles, ….
Aqui seguimos! haciendo memorias
Sigues en NYC? Una ciudad maravillosa y donde esta un pedacito de mi corazón… gracias y un abrazo!
Gracias por compartir, yo soy de esas que por temor dejo de…, empezare a tirar miedos y comenzare a atreverme a disfrutar, gracias no son suficientes !
Atrevete que a veces no pensarlo mucho es la mejor salida… y después cada vez cuesta menos!
Que lindo! De verdad que es cuestión de actitud y perspectiva. Si nos imaginamos que todo va a salir “perfecto” y que se portarán como adultos pues nos llevaremos una amarga experiencia. Pero sabiendo que con actitud positiva se manejan las situaciones complicadas pues sale todo mejor! Y a demás luego te olvidas de lo malo, te quedas con lo bello!
Exacto Nati, a veces es mejor no meterle tanta cabeza… y como con todo, mientras uno mas lo hace mejor se le da! Un abrazo enorme!
Espectacular artículo amiga, al igual que a ti me tocó estrenar mi maternidad lejos de mi país y mi familia, en una cuidad que no conocía y con la sensación de estar ssiempre sola, eso me ha hecho crecer y madurar como mamá, he viajado mucho con mi hijo desde sus 2 meses de vida, a veces sola otras con papá, por carretera, en avión, en tren, nada hasta ahora nos ha detenido, y como dices tú aunque algunas veces ha sido por necesidad terminamos disfrutando… Cuando escucho mamás que dicen que no pueden ni manejar hasta el super con los niños en el asiento de atrás, me.pregunto porque? Y tú has dado la respuesta es cuestión de actitud y perspectiva… Ojalá muchas lean tu post y se animen a vivir y disfrutar de sus hijos donde, como y cuando sea… Besitos
Gracias Allison. Es cuestión de lanzarse, de no creer en limitaciones muchas veces autoimpuestas y después se le agarra el gusto, se le pierde e miedo y es mas facil… cierto? Un abrazo para ti!
Admirableee