La Navidad es época de tradiciones, de esas que se repiten sin pretexto cada año, de las que uno espera ansioso que vuelva la época solo para vivirlas de nuevo y uno se «guarda» para disfrutarlas a plenitud cuando corresponde, sin anticiparse para que no se pierda la magia.
Las tradiciones familiares, sin duda, no se limitan a la Navidad; pero la Navidad es de las épocas que está llena de esos pequeños rituales llenos de significado que se hacen en familia y se repiten cada diciembre.
Y lo más lindo es que luego esas tradiciones se vuelven parte esencial de la vida y cada año adquieren fuerza y significado… se fijan en nuestra memoria y viven allí asociadas a personas, lugares, sonidos, olores y sabores. Y al pasar de los años escuchas una canción y es capaz de transportarte en cuerpo y alma a ese lugar y a esa época que se remonta.
Y por eso me encanta la Navidad que está llena de esas experiencias, de las tradiciones que más me gustan y que me traen tan buenos recuerdos. Por eso quiero crearlas con mis hijos, llenarles un frasco emocional imaginario de vivencias asociadas a la familia y la época más bonita del año, cuando esperamos y celebramos el nacimiento del Niño Jesús.
Elegir un arbolito y montarlo en el techo del carro, decorarlo y elegir la rama perfecta para sus adornos favoritos, poner toda la decoración en la casa escuchando música de Navidad, escribir las cartas al niño Jesus, hacer Hallacas y comerlas cualquier tarde de diciembre, aprenderse un nuevo aguinaldo o una gaita o un christmas carrol, leer un cuento de Navidad cada noche contando los días para la nochebuena, preparar regalos especiales y darlos a seres queridos, hacer buenas obras para amigos o desconocidos, pasear y ver las decoraciones navideñas de tiendas y urbanizaciones; tomar chocolate caliente y ver películas de Navidad acurrucados bajo una manta, ir a ver un ballet del Cascanueces, recrear un nacimiento viviente, decorar casas de Jengibre, hornear galletas y entregarlas a amigos y vecinos, cantarle canciones al nacimiento, prender la corona de Adviento y hacer una oración al encender cada vela, jugar con un pesebre de juguete, preparar en familia la cena de Navidad, ir a la Misa de Gallo (la de medianoche :-))… Estas y seguramente muchas más, algunas más populares, otras más particulares de cada familia…
Yo creo que no importa las que elijamos, queramos o podamos hacer, pero lo importante es que seleccionemos aquellas más cercanas a nuestro corazón y las instauremos como nuestras, y las anticipemos con ilusión y las repitamos cada año… para que así le regalemos a nuestros hijos la posibilidad de revivirlas con nostalgia, de sentirlas profundas, de que se cuelen en su alma y los acompañen por muchos años, y así también los acompañaremos nosotros en sus memorias familiares!
Qué bonita familia y que bonito escribes, me encanta leer tus lineas que uno se sumerge y cree vivir lo que vives.. Dios los bendiga.! Hasta ya me creo que somos panas cómo diriamos coloquialmente en Venezuela. Saludos y un gran abrazo Carlota. ? Dios permita conocernos en persona algún dia.?
Gracias por este comentario Lidia, ojalá si nos pudiéramos conocer… Un gran abrazo!
Que bonito, este año seguro ire a ver el casanueces. Es nuestro primer año en el cual decidimos crear nuestras propias tradiciones, asi estemos solo mi esposo y yo. Empezaremos por regalarnos cosas que cada uno haga, nada comprado. Ya veremos como nos va!