Este año por segunda vez en mi vida hice hallacas. La Hallaca es el plato típico navideño que se come en Venezuela, son una especie de tamales hechos de harina de maíz rellenos de un guiso delicioso lleno de contraste de sabores y envueltos en hoja de plátano. La Navidad en Venezuela sabe a hallacas y son esas cosas que definen una época del año.
Desde que no vivo en Venezuela siempre las he comido: se las compraba a alguien o las encargaba a algún restaurant venezolano. El año pasado por primera vez decidí, junto a dos amigas, hacer hallacas.
Es un trabajón que toma tiempo pero que se disfruta muchísimo. Generalmente es un plan familiar en el que todos ayudan en algo, se escucha música navideña y aunque uno termine cansadísimo la casa queda oliendo a hogar, a infancia, a familia y a tradición.
Y de eso se trata. De la tradición. En este post no pretendo compartir la receta ni la preparación, porque para eso hay otras paginas que lo pueden hacer mucho mejor que yo. Hoy quiero compartir el significado de sentarme a preparar un plato típico de mi país viviendo a muchos kilómetros de distancia.
- Hacer hallacas significa mantener viva una tradición, recordar sabores de mi tierra y dárselos a probar a mis Pirulingos.
- Hacer hallacas significa entender el trabajo y la labor de amor de todos los que las hicieron algunas vez para que yo las comiera.
- Hacer hallacas es valorar las manifestaciones culturales de mi país y querer que sean parte de mi Navidad siempre.
- Hacer hallacas es conectarme con mi mamá para hacerle alguna pregunta sobre la preparación y guardarle una para que nos la comamos juntas cuando venga a visitarme.
- Hacer hallacas es poner la mesa bonita y celebrar la Navidad con un sabor que tiene un lugar de honor en mi vida.
- Hacer hallacas es regalarles a mis hijos un pedacito de Venezuela para que lo prueben y también sea parte de sus navidades.
- Hacer hallacas es darme cuenta que tengo amigas maravillosas con las que compartir esta tradición: desde la receta y las anécdotas hasta los juegos de nuestro hijos mientras nosotras las amarramos.
- Hacer hallacas es probar el bocado y sentirme orgullosa del sabor porque quedaron divinas!
- Hacer hallacas es regalarme la posibilidad de que mis hijos en un futuro puedan decir lo que dicen todos los venezolanos: «las mejores hallacas del mundo, son las que hace mi mamá!»
Pd: quedaron divinas!
El mejor equipo!! Nuestros niñitos pueden decir a coro: Las hallacas que hacen nuestras mamás son las mejores! ??