Ya hace casi 6 meses que 3 de mis hermanos viven en NYC, y yo también!
Es lo máximo! y todavía me parece increíble… Increíble porque fueron muchos los factores que se dieron para que fuera posible, pero en gran medida sucedió de manera natural y espontánea… y aún me cuesta creer que pueda haber algo de espontáneo en vivir en NYC y tener tan cerca a mis hermanos, y que Andres Ignacio y Eugenia tengan tan cerca sus Tíos, y que pronto también tengan tan cerca a su primo Marco Augusto…
Y lo extraordinario se vuelve cotidiano cuando un viernes en la noche podemos reunirnos en casa del Tío Gusy y la Tia Juliana (hermana de Juliana incluida, porque la maravilla a veces se extiende a las familias de los cuñados!) a jugar un juego de mesa sobre vinos como excusa para ponernos al día en los acontecimientos recientes.
Lo extraordinario se vuelve cotidiano cuando para reunirnos solo debemos ponernos la chaqueta, meter los Pirulingos en el coche y caminar 12 cuadras para llegar a casa del Tio Gusy.
Lo extraordinario se vuelve cotidiano cuando Andres Ignacio, al abrirse la puerta, dice “mira mami, toda la familia!”, cuando Eugenia logra unir sus manitos para pedirle la bendición a sus Tíos y Tías y cuando Andres Ignacio absolutamente familiarizado con la locación sale corriendo al cuarto a buscar al cocodrilo, la ballena y el pingüino (de peluche) que ya son sus amigos que lo están esperando.
Quién sabe cuánto dure, no sabemos qué otras ciudades tenga el destino para nosotros o para ellos, o por cuánto tiempo disfrutaremos esta maravilla de estar juntos a pesar de estar fuera de nuestra querida Venezuela, lo que sí sabemos es que mientras podamos, seguiremos disfrutándolo: cada día, cada reunión, cada ocasión de vernos, cada viernes extraordinario envuelto en tanta cotidianidad!
**tomamos más fotos con la cámara del Tío Gusy pero se quedaron en su casa…
**Andrea, embarazada, no tomaba pero era la “olfateadora” oficial.
**El Tio Gusy y yo fuimos el equipo campeón!!!
Publicado el 26 de marzo de 2012