De regreso de nuestro Roadtrip a las playas de Orange Beach, paramos en New Orleans para pasar los 2 últimos días de nuestras vacaciones.
En el camino pusimos la película de La Princesa y el Sapo de Disney y entramos en ambiente cantando sin parar «vamos hacia el Bayou, todos al Pantano!»
La ciudad tiene un encanto arquitectónico que se nota enseguida con sus grandes balcones y altas columnas en las entradas muy espaciosas de casas en las que provoca sentarse en el “porche” a ver pasar la gente.
Gente de todas partes que llegan buscando buena comida, un poco de Jazz y falta de restricciones para tomar alcohol en las calles hasta muy tarde en la noche.
Definitivamente la ciudad tiene una vida nocturna y una aire de fiesta que no llegamos a apreciar, pero sí disfrutamos montarnos en el tren que recorre las calles empedradas, hacer un paseo en carreta llevados por una mula recorriendo el French Quartier, hurgar las tiendas de accesorios del Mardi Grass, comer maices y salchichas de cocodrilo en el mercado central, visitar las grandes casas, comer comida sureña cargada de mariscos y unos deliciosos beignets recién hechos en Cafe Du Monde.
Antes de regresar recorrimos el pantano en busca de cocodrilos con los que Andres Ignacio estaba soñando desde el primer día de viaje cuando le dijimos que haríamos ese paseo. Los Pirulingos lo disfrutaron muchísimo: Andres Ignacio con una cara de fascinación que no podía ocultar y Eugenia aunque al principio un poco asustada, cuando vio saltar el primer cocodrilo en busca de su salchicha, se paró en su asiento para ver mejor y grito con emoción “I like Alligators!”
Y ahora que las palabras hicieron lo suyo… dejemos a las imágenes hacer el resto!
Listo el recuento de las vacaciones: cambio y fuera!
Publicado el 29 de octubre de 2013