Como ya les he contado, Ashio y Eui están en su amadísimo y esperado todo el año, Camp La Llanada Tx. Es su segundo hogar, su lugar feliz, el lugar al que siempre quieren volver, el que los llena de nuevos amigos, de momentos inolvidables, que los hace crecer, que los conecta con la naturaleza y con el español…
Pero mientras ellos están allá mis días son tan distintos. Aunque me quede con Cristobal y aproveche para consentirlo y disfrutarlo solo para mí (que normalmente tengo mucha competencia!), se siente muy raro.
El primer año que se fueron los dos de campamento yo aproveché para hacer el potty training de Cristobal y en eso se me fue parte del tiempo dedicada a entrenar a mi chiquitín… El año pasado dejamos a Cristobal con mi mamá y nos fuimos Andres y yo de viaje y en el cambio de rutina no se sintió tanto. Este año nos quedamos en casa y separarnos luego de tantos días tan intensamente juntos en esta loca realidad de cuarentena, sin duda ha hecho que los extrañe más y que se note aún más su ausencia… Todo me los recuerda, todo me hace pensar en ellos y muchas cosas de mi día no hacen sino resaltar que faltan los 2 Pirulingos mayores que tanta alegría le dan a esta casa.
Por eso en las cartas que les enviamos al campamento y que reciben y leen a mitad de temporada, decidí contarles cómo era un día mío sin ellos, para que sepan lo presentes que están sin estar y las mil maneras que tengo de recordarlos todos los días.
Aquí se las comparto para que me quede el recuerdo de toda la falta que me hacen.
Carta a Eugenia
Carta a Andres Ignacio
Y aunque las fotos que recibimos a diario hablan por sí solas, ahora que me siento a escribir este post ya recibí sus cartas y fueron tan lindas y especiales como el momento de saber de ellos, con sus propias palabras, de su propia letra y, lo mejor de todo, en español!!!
Falta poco, 3 días más para verlos!