Hace casi dos semanas llegaron a Houston mis sobrinos que viven en Venezuela. Teníamos 3 años sin verlos y la espera se hizo eterna, pero así mismo la alegría del reencuentro fue enorme y desbordada.
Desde la mañana se instalaron las sonrisas y la expectativa y vimos el reloj no más de 100 veces a ver si finalmente era la hora de ir al aeropuerto. Llegó el momento y nos fuimos a recibirlos, llegamos y el vuelo aparecía que ya había aterrizado, llegamos a la zona de equipaje y ahí los vimos… Ashio corrió a abrazar a sus primos y casi no me dio chance de reclamar mi abrazo, de apretarlos fuerte antes de que ellos se instalaran a conversar, a jugar, a saludarse, a ponerse al día, a inventar, a intercambiar ideas, a compartir canciones que les gustan… TODO EN PERFECTO ESPAÑOL.
Pasaron casi 2 semanas juntos, todo el día juntos y se entendieron de maravilla, compartieron todo y conversaron sin parar…. porque hablan el mismo idioma y porque eso les permite conectar de una manera perfecta, acortó la distancia y les permitió retomar donde lo habían dejado hace 3 años como si no hubiese pasado tanto tiempo.
Que mis hijos hablen español, siempre ha sido para mi una prioridad, pero momentos como estos en los que está mi mamá de visita y los primos disfrutan tanto hablando perfectamente el mismo idioma, me recuerdan que realmente es indispensable.
Son muchas las cosas que hemos hecho para lograr que el español reine en nuestra casa, para que lo hablen bien, lo pronuncien bien y en la medida de lo posible no lo mezclen con el inglés en un eterno spanglish.
Todavía nos queda mucho camino por recorrer, yo quiero que además lo escriban (con buena ortografía) y lo lean fluidamente (igual que lo hacen en inglés). En esos terrenos todavía nos queda mucho camino por andar, son prioridad y por eso confío que llegaremos. Pero hemos avanzado mucho, hemos conquistado el terreno del habla y sobre todo uno aún más importante, el terreno emocional del idioma, ese en el que hablarlo significa seres queridos, significa juego y las conexiones son muy profundas.
Esto lo hemos logrado gracias a algunas estrategias que hoy les quiero compartir:
Hablarlo siempre: En casa les hablamos español. Tanto Andres como yo y aunque ellos hablen muchas veces entre ellos en inglés, o a veces nos cuenten cosas en inglés, nosotros tratamos de responderles siempre en español.
Explicarles el valor sentimental: explicarles que no es capricho que hablen español, sino una necesidad del alma. Que más allá de los beneficios para su desarrollo y lo importante de hablar dos idiomas, tiene un gran valor sentimental. Explicarles que es nuestro idioma, con el que crecimos y el que hablan en nuestro país, y con el que se pueden comunicar con tanta gente que queremos. Que a través del español conocen mejor a sus papás y sus raíces.
Música: Es un recurso valiosísimo, escuchar música en español, enseñarlos a escuchar las letras, entenderlas y cantarlas y así lograr esa conexión mágica que tiene la música. Los exponemos a rock en español, baladas y música tropical… ellos van eligiendo sus favoritas pero siempre están presentes las canciones en español.
Libros: Historias en español, cuentos, relatos que son perfectos para el vocabulario y ese imaginario que se desarrolla cuando se descubren historias en un idioma. Todavía no leen en español en la misma complejidad que lo hacen en inglés, pero tenemos muchos cuentos que nos regalan historias preciosas qué descubrir en español.
Experiencias y Juego en CAMP LA LLANADA TEXAS: Es simplemente un recurso valiosísimo que agradezco tener en Texas. Es el español vivido, jugado, cantado…. en un lugar que les pertenece a ellos, que es su mundo de diversión y libertad… Son memorias imborrables, amistades fuertes y vivencias muy especiales que todas ocurren en un ambiente en el que se habla español.
Mandar a mis hijos a Camp La Llanada Texas no se compara con un curso de español o clases para perfeccionarlo… lo que sucede en esas dos semanas de campamento es la vivencia del idioma, es la apropiación de códigos, palabras y hasta frases y gestos que son más de ellos que nuestras. Es sentirse orgulloso de tenerlo porque en español sucede la magia que caracteriza a Camp La Llanada Texas y mis hijos llegan mas conectados a sus raíces, a su idioma y a nosotros cuando vuelven de sus días de campamento.
Vivir en otro país, ser emigrantes supone muchos retos en los que el idioma está incluido, pero hay muchas maneras y recursos para lograrlo y que así como lo viví estas últimas dos semanas, cuando visite la familia, reine una comunicación fluida en un idioma lleno de palabras de amor y frases cariñosas que todos entendemos….
Ya estoy preparando las maletas de Ashio y Eugenia para Camp La Llanada Texas y me encanta pensar que este mes de junio será uno extra memorable en los recuerdos de mis Pirulingos y todos esos recuerdos bonitos están pintados de mi idioma favorito.