Algunos fines de semana o días feriados comienzan lentos, con mañanas que avanzan despacito mientras recibimos Pirulingos en nuestra cama, vemos algo de tele, preparamos unas ricas arepas de desayuno y cada quien va encontrando un lugar y una actividad qué hacer… sin planes y sin prisa. Muchas mañanas comienzan así y nos encantan, cuando no tenemos nada qué hacer y estar un rato en pijamas se presenta como el mejor plan.
Otras veces queremos hacer algo, y sabemos que debemos luchar contra la mañana slow que siempre se presenta tan tentadora. Cuando queremos salir no podemos descuidarnos si queremos hacerlo a una hora decente porque ¡cómo nos cuesta estar listos y salir temprano!
Pero a veces lo logramos y después de cruzar el umbral de la puerta de nuestra casa, montarnos en el carro y que todos los cinturones de seguridad estén amarrados, llega la emoción por pasear, descubrir, caminar…
Esta vez nos fuimos a Kemah, una ciudad en la bahía de Galveston con una caminería al borde del lago llena de restaurantes y una feria de juegos perfecta para los niños, sobre todo en un día (no tan frío) de invierno en el que no había mucha gente.
Hemos ido muchas veces y nunca en verano porque sabemos que se llena mucho y el calor no da tregua. Pero los días frescos en invierno o primavera que hemos ido nos ha encantado el paseo, pasar el rato y caminar, comer con vistas al lago y luego dejar a los Pirulingos jugar y disfrutar algunas atracciones de feria que les encantan.
El Carrusel todavía les entusiasma, sobre todo porque Cristobal estaba emocionadísimo con los caballos y a mis 2 «grandes» les parecía particularmente especial poder montarse con su hermanito. Los juegos de feria en los que gastas 3$ y ganas peluches siempre les encantan y terminamos allí sin duda gastando más de lo que valen esos peluches que luego muchas veces quedan por ahí abandonados, #quelevamosahacer. Y finalmente la rueda de la fortuna que siempre tiene el encanto de ver todo desde muy alto.
Es un rato agradable y diferente… la brisa del lago siempre ayuda y en Landrys hemos comido siempre bien y, si el clima colabora, lo hacemos afuera, frente al agua que siempre tiene un encanto especial.
Una tarde diferente que además se puede unir perfectamente con un paseo a la Nasa porque queda muy cerca. Otras veces hemos ido al museo de la Nasa y terminamos el día en Kemah viendo el atardecer entre algunos juegos y vistas al lago.
Y esta vez además fuimos con mi hermano y nada como esa facilidad de planear las cosas la noche anterior porque vivimos en la misma ciudad… nada como la felicidad de los primos de verse… y nada como la alegría de que estar juntos sea tan fácil…