Un año después vengo a compartir el feliz día en que bautizamos a Cristobal. Pasó que primero esperaba por las fotos, y luego se fue pasando el tiempo y ahora que se cumplió un año me di cuenta que ni siquiera nuestra familia y amigos han visto estas fotos de este día tan especial.
Los días que he bautizado a mis hijos tienen un lugar muy especial en mi memoria: la solemnidad y el ritual de presentarlo en la iglesia, de darle la bienvenida a su fe, los símbolos del agua y la luz, la selección de los padrinos que es tan especial e importante para nosotros y para su vida, compartir esa alegría con la comunidad religiosa a la que pertenecemos y con nuestra familia, la celebración y el inicio de su vida cristiana. Es su iniciación en los sacramentos y todos son importantes y aunque él no se de cuenta y no se haya enterado, todo lo que sucedió ese día está lleno de significado e importancia que luego nos toca a sus padres y padrinos enseñarle a valorar y mantener.
^^ El traje precioso que mi mamá cosió y tejió para Andres Ignacio y con el que se han bautizado los 3 Pirulingos y que conservaremos como un preciado tesoro.
El bautizo de Cristobal fue una celebración super íntima, solo estuvimos nosotros 5 junto a 2 de sus 3 padrinos (Claudia cuánto te extrañamos) y sus familias. No estuvieron todos mis hermanos ni todos los de Andres, no estuvieron ninguno de sus abuelos y no hubo amigos invitados. Se dio así por las circunstancias, porque decidimos que preferíamos hacerlo antes así en íntimo aprovechando una visita de mi hermano Pepepe y mi cuñada Bárbara (2 padrinos) que esperar a quién sabe cuándo que pudiera estar la familia reunida. Nos faltó su tercera madrina Claudia, que igual estuvo con nosotros de corazón y que sé que jugará un papel super importante en enseñarle a Cristobal el camino de vivir la fe con amor y con alegría.
Y no fue fácil porque son los días que más queremos estar cerca de los que más queremos y deseábamos para Cristobal un bautizo y una fiesta llena de familia y amigos como los que tuvieron sus hermanos (que además ambos fueron en Venezuela); pero entendimos que esta vez no se podía y prevalecieron las ganas de hacerlo lo antes posible.
A pesar de todos los que faltaron fue un día muy especial y mi corazón estuvo hinchado todo el día de presenciar la bendición de bautizar a mi chiquitico y sentir la presencia de Dios en mi vida y en la suya.
Luego de la ceremonia nos fuimos a cenar juntos, y al finalizar el día celebramos con una torta adornada con flores en la casa. Éramos pocos pero la ocasión ameritaba celebrar en grande.
Y precisamente por ser tan pocos, le pedí a mi querida Maritere que nos tomara fotos durante la ceremonia y gracias a eso tenemos estas fotos tan lindas para recordar el lindo día en que bautizamos a Cristobal.