La vida con Cristobal

Hoy se cumple 1 mes del nacimiento de Cristobal, un mes que ha estado lleno de los sentimientos y las vivencias más lindas. Es uno de los meses más especiales de mi vida y espero siempre recordar todo lo que ha sucedido en estos 30 días.

Después de un trabajo de parto largo pero sencillo (en otro momento les contaré del nacimiento con detalle) recibimos a nuestro chiquitín y la vida nos cambió… todo se transformó aunque pareciera que siempre hubiese sido así… es un sentimiento muy extraño de novedad que enseguida se entrelaza con la sensación de que esta personita hubiese estado siempre entre nosotros y cuesta pensar que solo ha pasado un mes.

Cristobal nos tiene locos de amor a todos… Yo me derrito de ternura cada vez que lo veo, Andres llega de la oficina deseando cargarlo un ratico a ver si se le queda dormido en el pecho, Andres Ignacio y Eugenia se desviven por su hermanito con una devoción y una ternura que ha hecho todo más fácil y más dulce… y Puli, mi mamá, aprovecha cada momento que puede para cargarlo, para mecerlo, para cantarle y que no la olvide.

Ha sido un mes de trasnochos, de amamantar intensivamente, de cambiar muchos pañales… un mes de sobar incesantemente la piel suave de mi bebé, de olerle el cuello cada 5 minutos, de cargarlo y maravillarme con lo liviano que es y con todo lo que se puede hacer con una sola mano y de derretirme al verle sus ojitos abiertos y escuchar los mil sonidos que hace aunque sea en un despertar a las 4 de la madrugada.

La naturaleza es sabia y nuestros bebés son la máxima expresión de ternura y belleza ante nuestros ojos para que esa visión alivie un poco el cansancio del post parto. Yo cada vez que me despierto a darle de comer a Cristobal lo pienso, sus ojitos y su cara compensan mis ojeras…

La vida con Cristobal es la vida con un recién nacido, es la vida llena de novedades ya vividas pero que igual llenan de ilusión e inundan de ternura porque no hay nada como un bebé. En mi lista un recién nacido es de las delicias más grandes de la tierra, sobre todo si ese recién nacido estuvo dentro de mí por 9 meses 🙂

Y sé que va a pasar muy rápido… lo sé porque me lo han dicho y lo sé porque lo he vivido y aunque quisiera detener el tiempo y permanecer en este momento por un largo tiempo, lo único que puedo hacer es saborear cada momento para que dure, para que no se vaya tan rápido y en mi memoria se quede grabado lo lindo que fue.

Los primeros días con un bebé en casa están llenos de una neblina en la que puede ser difícil enfocar… se mezclan los días y las noches, las comidas y los cambios de ropa y parece que se paralizara el mundo para poder entrar en un estado de contemplación del bebé… que no hace nada y al mismo tiempo cada movimiento y cada sonidito significan el mundo entero. Esta vez mis 2 hijos «grandes» y sus rutinas y actividades han disipado un poco esa neblina y me han puesto a caminar en puntillas…. pero igual están mis momentos de deleite con mi bebé pegado al pecho, con mi bebé en brazos o esa escena de Ashio y Eugenia alrededor de Crsitobal peleando por quien lo quiere más o a quien le toca agarrarle la mano que ojalá no se acabase nunca porque no me canso de contemplarla.

Y finalmente están las noches: la casa en silencio y la sincronización de la llenura de mis pechos con el llanto de mi bebé… y aunque amanezca cansada y duerma tiesa por tener un chiquitín al lado en mi cama pegado a mi pecho, cuando me despierto son muchas las veces que miro al cielo y suspiro con un profundo agradecimiento a Dios y a la vida por este momento tan especial que me esta sucediendo… este que tanto quise, que tanto soñé y que está aquí para mi…

Es la vida con Cristobal y debo confesar que es una que me encanta!