Desde hace unos días me entró el famosos síndrome del nido a millón. Así, de repente, una necesidad irrefrenable de preparar todo para la llegada de Cristóbal. Me parece que influyó que luego de la Navidad, de quitar la decoración y guardarlo todo me di cuenta que no había hecho nada y que la verdad no falta tanto. Las ideas flotaban con mucha ilusión en mi cabeza pero no me había ocupado de materializarlas… De repente la lista de pendientes me cayó como un yunque en la espalda y con ese peso una energía incontenible de hacer, preparar, acomodar, disponer, limpiar, ordenar, etc.
Es curioso porque te atacan las ganas de hacer justo cuando tienes menos energía. Habría que intentar modificar la llegada de este síndrome y adelantarla unos meses a ver si llega aún en el segundo trimestre cuando definitivamente nos sentimos mejor… Pero las hormonas son las hormonas y de allí viene este síndrome que no sé si todas las mamás o futuras mamás sienten pero que yo doy fe de haberlo sentido en total esplendor en todos mis embarazos.
Ya hace unas semanas bajamos la cuna del ático y Andres la armó con ayuda de los Pirulingos. Ya el cambiador, que también fue de ellos, se despojó de libros y papeles que lo ocupaban y está listo para llenarse de pañales, toallitas húmedas, y ropita preciosa tamaño miniatura. Muchas de las cosas que regalamos o donamos cuando Eugenia dejó de usarlas (que además vivíamos en NYC y el espacio para guardar cosas no es que abunde) hemos tenido la suerte de recibirlas como regalo de familiares y amigos. Incluso mis lindas amigas aquí en Houston me prepararon un Baby Shower sorpresa la semana pasada y de allí completamos otras cosas necesarias.
Todo va tomando forma y llega la parte que más me gusta: DECORAR, hacer este espacio de mi chiquitín uno muy lindo y especial para él.
El collage de arriba es mi inspiración: comenzando con un gran mapa y muchos toques decorativos que girarán en torno a él.
Cristobal compartirá su cuarto conmigo en lo que antes era mi oficina/depósito/cuarto de visitas. Ya no tiene aspecto de depósito pero sí seguirá siendo mi oficina/estudio que además me parece ideal, porque así podré avanzar tareas y trabajo mientras estoy muy cerca de mi bebé…
Buscando inspiración, reclutando fotos de blogs, pinterest y tiendas me doy cuenta que me provoca un espacio más calmado. A mí generalmente me gusta mucho color (lo pueden ver en el cuarto de Ashio y Eugenia) pero esta vez veo mucho blanco y negro, colores neutros y claro, toques de color pero como acentos. Me encuentro alejándome del juego de cuna y prefiriendo solo una sábana bonita y que resalte la cuna en sí sin tanto adorno. Quiero un espacio en el que relajarnos pero que sea igualmente alegre, no quiero llenarlo demasiado pero sí tener comodidad y las cosas que necesitamos y finalmente quiero que tenga personalidad que siento se agrega con detalles en las paredes, toques especiales de juguetes bonitos o cestas diferentes para guardar cosas.
Aquí les presento mi idea, más adelante les mostraré cómo quedó.
¡Y los dejo para seguir acomodando!