Desde que nació Andres Ignacio hace casi 4 años yo no trabajo, o mejor dicho trabajo en la casa, me dedico a ser la mamá de mis Pirulingos y ese es mi trabajo!
Y es un trabajo que me encanta, que disfruto enormemente y que me cayó del cielo porque el nacimiento de mi Pirulingo mayor fue pocos meses después de mudarnos a vivir en Estados Unidos y con la mudanza y la llegada a un nuevo país, mis planes cambiaron y de repente un día me vi sumergida en esta vida de mamá y me encontré tan cómoda y tan satisfecha que no puedo sino agradecer que la vida me regaló esta oportunidad…
La maternidad es un oficio precioso, lleno de un amor infinito y la mayor entrega del mundo, lleno de satisfacciones y gratificante en cada gesto, palabra o sonrisa de mis hijos; pero también es un trabajo que cansa y agobia, que demanda mi tiempo, mi atención y a veces no queda mucho tiempo para las cosas como las entendía antes de ser mamá.
Muchas son las veces que recuerdo haber dicho que una de las dificultades de estar todo el día con los Pirulingos es que no me daba tiempo de hacer nada, que no tenía tiempo de hacer lo importante.
Cuando se cuidan niños ellos se encargan de reclamar a toda costa nuestra atención, es como su gasolina para estar seguros y felices siempre que nosotros estemos allí dispuestos, atentos y vigilantes… Y eso significa a veces no tener tiempo para dormir suficiente, o para darnos una ducha sin apuros, ir al baño con privacidad o simplemente lujos extremos como ver TV de adultos o leer un libro!
La siesta comienza a ser un espacio tan añorado que cuando llega y milagrosamente mis 2 Pirulingos duermen al mismo tiempo, no sé por dónde empezar y es tanto lo que quiero hacer que por supuesto no me da tiempo… al rato se despiertan y la lista de pendientes sigue creciendo…
Sentía que no tenía tiempo de hacer lo importante cuando lo importante es estar presente, cuando lo importante es cuidarlos, jugar con ellos, cambiarlos, bañarlos, darles de comer… esas son las labores más importantes de mi vida de mamá… Y si este es mi trabajo y además mi familia… definitivamente es lo más importante en que puedo invertir mi tiempo.
Cuando lo veo así tengo más paciencia, disfruto más cada actividad, me frustro menos y me siento más en control de la situación… Es una manera de reconciliarme con mi vida, con mi trabajo, con mis hijos y entonces comienzo a buscar maneras de mantener el equilibrio y hacer lo que quiero o necesito sin perder de vista que siempre lo más importante será el tiempo con mis chiquitines…
Igual a veces se me olvida.
Y entonces pensé que escribirlo era una buena manera de recordarlo.