La semana pasada compramos una mesa y sillitas para el cuarto de los Pirulingos, para pintar y hacer manualidades en los días de verano muy caliente o en los de invierno más adelante…
Pero, como siempre, resultó que las cajas fueron mejores que el contenido y las protagonistas del fin de semana de los Pirulingos…
Comenzaron por su cuenta jugando con ellas como tambor y como refugio, sonrisas de oreja a oreja le ponía Eugenia a Andres Ignacio como entendiendo cada vez que las cajas se convertían en algo diferente y su complicidad los acompañaba.
Cuando ya llevaban media mañana jugando con ellas y arrastrándolas por toda la sala, intervino Andres con un poco más de Ingeniería Civil y construyó un Fuerte o el Castillo de Gréiskol (perfecto justo después de terminar de ver un capitulo de He-Man con Andres Ignacio, lo que se ha convertido en casi un ritual de las mañanas de fin de semana, no se sabe quién lo disfruta más, si Andres Ignacio que evidentemente le encanta o Andres para quien es un placer doble: recordando su infancia y disfrutándola de nuevo con su chiquitín!)
Castillo construido, intervine yo con un poco de decoración!
Lista la construcción y la decoración intervinieron los Pirulingos disfrutándolo enormemente y jugando en él todo el día…. recreando peleas de espadas, viendo a lo lejos con un telescopio, inventando salidas de escape, defendiendo de enemigos lejanos y celebrando batallas ganadas!
Por eso hoy escribo para que no se nos olvide la alegría, los cuentos, las historias y las fantasías que logramos encontrar dentro de una caja de cartón!