Ayer fue el chequeo de 2 años y medio de Andres Ignacio en el Pediatra.
Nuestra relación general con la consulta del Pediatra ha sido bastante ligera: prácticamente sólo consultas de chequeo con un niño sano. Porque Andres Ignacio, gracias a Dios, ha sido un niño muy sano. Apartando muchos mocos que a veces se instalan y no se quieren ir, sólo ha sufrido 2 veces de otitis pero ambas hemos estado en Venezuela.
Además tenemos una Puli (mi mamá) que es Pediatra y a quien recurrimos en primer lugar para cualquier consulta, sabiendo que su respuesta ante casi todas las dolencias será direccionada a la lactancia materna o a un shot de calostro guardado como dosis concentrada de inmunidad!
Y lego están el Padrino, Papota (papá de Andres), Abu (mamá de Andres) y Lito (mi papá) como médicos de cabecera… entenderán entonces por qué la Pediatra termina siendo una instancia secundaria en materia de salud!
Ir con Andres Ignacio al pediatra siempre fue tranquilo, se portaba bien, dulce como es él, por supuesto que lloraba con las vacunas pero enseguida se contentaba y le sonreía a la enfermera antes de salir como demostrándole que la perdonaba y no le guardaba rencor!
Esto fue así hasta la consulta de los 2 años. A penas llegamos a la recepción del consultorio comenzó a llorar y no paró hasta que estuvimos a varias cuadras del edificio. Lloró durante todo el chequeo, le dijo mil veces NO! a la enfermera sólo de verla pasar, se retorció y saboteó como pudo todos los exámenes y tuvimos que hacerle una llave de fuerza entre la enfermera y yo para poder ponerle las vacunas y sacarle la sangre… fue horrible!
Menos mal que pasaron 6 meses antes de tener que volver!
Ayer busqué a Andres Ignacio en el colegio y nos fuimos al Pediatra… Desde la mañana me estaba preparando psicológicamente esperando lo peor!
Cuando llegamos al consultorio, al salir del ascensor hacia la sala de espera me dijo, Ay no!. Yo le pregunté, no qué mi vida? y él me dijo no me quiero curar!
Estaba claro dónde estaba! pero enseguida se entusiasmó con los juguetes y los libros en la sala de espera.
Mientras esperábamos yo le dije que lo iban a revisar a ver si estaba sanito, que le iban a revisar los ojos, las orejas, la boca, el corazón a ver si latía pum pum, las piernas y la barriga!
Le pareció divertidísimo y a cada cosa repetía: sí mami! ok mami!
Nuestra pediatra esta de postnatal así que, además, nos tocaba una nueva, lo que yo pense que podría agravar la situación.
Cómo son las cosas… parece que hay que esperar lo peor para que la vida nos sorprenda…
Andres Ignacio saludó amablemente a la enfermera, hizo caso a todas sus peticiones y le sonrió en respuesta. La Dra. nueva fue un amor y él un amor con ella… ella le hablaba directamente y él además que entendía perfectamente sus peticiones y directrices, le respondía yeah! ok! o blue! cuando le preguntó su color favorito.
Y no lo pesaron en la balanza de bebés, sino parado en una de niños grandes… Y ya no estaba desnudito como siempre sino que me mandaron a ponerle esta bata de hospital de animales de looney tunes!
Toda mi preparación psicológica se desvaneció transformándose en un sentimiento enorme de orgullo de ver a mi chiquitín grande y entendiendo la situación.
Y fue perfecto porque esta vez, creo que por primera vez, no le tocaban vacunas… como para que la próxima vez llegue contento y trabajemos lo de afrontar las vacunas sin mayor drama… o soportando el drama, lo que corresponda! Faltan 6 meses y 6 meses a esta edad es una vida entera!
Pudo haber sido sólo un buen día o un golpe de suerte, pero lo más memorable del día de ayer fue que yo tuve la clara sensación que Andres Ignacio no sólo había entendido todo, sino que él mismo estaba orgulloso de haberse portado bien, de haber sido valiente y respondido a lo que le pedía la Doctora.
Todo un niño grande!
Parece que los 2 años y medio no hacen más que confirmarnos esa condición!