La semana pasada escribí sobre el inicio del proceso para que estos Pirulingos compartan día y noche, siestas incluidas, su cuarto…
Repito, es un proceso que apenas comenzamos y que aún nos falta mucho por recorrer… Pero ayer finalmente el cuarto quedó listo en cuanto a la decoración, que debo resaltar que es mi parte favorita del proceso:
*Es la que no incluye llanto, ni trasnochos, ni peleas de hermanos…
*Es la que implica creatividad, combinar colores y texturas, buscar inspiración, comprar lo necesario, armar muebles, pegar vinilos y contemplar un espacio dedicado a los reyes de esta casa, lleno de su presencia y sus cosas favoritas!
Confieso que llevo más de 10 meses, desde que estaba embarazada de Eugenia, esperando poder hacer lo que ayer terminé y eso me hace muy feliz como para no compartirlo con ustedes, todos los que amablemente leen este blog!
Pero primero un poco de contexto…
La semana pasada llegó, por partes, la cama de Andres Ignacio, y él estaba muy emocionado y la nombraba con alegría “su cama grande”. El fin de semana tuvimos visitantes que durmieron por última vez en el sofá-cama que estaba en el cuarto de los chiquitines…. Apenas se fueron el domingo, Andres comenzó a armar la cama de Andres Ignacio, con la ayuda del dueño y sus herramientas! Eugenia y yo los ayudábamos en lo posible que se reducía a acompañarlos y hacerles barra o traerles agua!
La cama tenía varias partes y aunque no era difícil de armar, tomó tiempo ensamblarla, suficiente como para que Andres Ignacio decidiera que ya habia ayudado bastante y soltara el martillo y el taladro y pidiera ver Go Diego Go – hace unas semanas vimos un show 4D de Diego en el Zoológico de Central Park y eso bastó para que Andres Ignacio se obsesionara con este niño que vive rodeado de animales!
Debo decir que para poder armar la cama en el cuarto, donde también estaban la cuna, el sofá cama, las repisas, etc; tuve que sacar prácticamente todos los juguetes para hacer algo de espacio y estaban regados por toda la casa… un desastre!
Estaba entonces Andres Ignacio en la sala viendo TV, muy emocionado gritando Pingüino! Ballena! Actívate! y de repente pasaba en un segundo de la euforia a un llanto sentido y entrecortado y de nuevo a la alegría… Muy extraño… Yo pensé que estaba cansado y con sueño y seguí haciendo lo que podía para que se acostaran lo antes posible…
Como por ejemplo, ponerles la pijama, pero para mi sorpresa al acercarme a Andres Ignacio me di cuenta que se había hecho pipí encima. Me extrañó, pero sin manifestarle mucho mi extrañeza lo limpié, lo sequé y le cambié la ropa, recordándole con dulzura que me tiene que avisar para ir al potty…
La cama estuvo lista y a Andres Ignacio pareció gustarle, celebramos el nuevo mueble con cosquillas, risas y fotos y ya era más que inminente la hora de dormir. Andres Ignacio todavía no estrenaría su cama por falta de sábanas y porque el cuarto había quedado bastante desastroso.
Como lo había hecho todas estas noches, se acostó en el corral en nuestro cuarto, no sin antes repetir el incidente de hacía un rato. Más extrañada aún lo volví a secar, limpiar y cambiar. A media noche se despertó llorando, de nuevo con sentimiento y diciendo que no quería dormir ahí sino con nosotros, me acerqué a agarrarle la mano y me di cuenta que por tercera vez se había hecho pipí.
Entré en pánico..
Pero no se lo demostré…
Al llevarlo al baño intenté explicarle que lo tenía que hacer en la poceta, preguntarle por qué no me había avisado pero no tuve mucho éxito en mi conversa porque él seguía lloriquenado y pidiendo dormir “con papi y con mami y con ashio” (que es él, pero así lo decía). Accedimos a su deseo y dormimos los 3 en la cama… Sólo que yo no dormí, pasé la noche tratando de entender lo que había sucedido en las últimas 3 horas…
Evidentemente la cama nueva tocó alguna fibra de Andres Ignacio que le dificultaba controlar esfínteres, incluso luego de 2 meses de hacerlo perfectamente. O sencillamente fue su manera de alertarnos que algo no estaba del todo bien. Si la cosa era alertar, cumplió con el objetivo a cabalidad.
Cuando amaneció Andres y yo conversamos y decidimos hacer la transición a la cama y al cuarto tan lento o tan rápido como fuese necesario y cómodo para Andres Ignacio, que se fuese adaptando a la idea, poco a poco irlo acompañando en el proceso de adueñarse de su nueva cama.
Pero las determinaciones solas no tienen efecto en la mente de los chiquitines: muestra de ello que en la mañana se hizo pipí de nuevo. Cuando lo cambiaba -una vez más!- le dije -de nuevo- que me tenía que avisar y él con toda la dulzura que siempre lo caracteriza me dijo “sí mami, ok!… Tuve la sensación que se había olvidado de cómo avisar, la simple idea me aterrorizaba.
Intenté entonces meterme en la cabecita de mi bebé de poco más de 2 años, y en el viaje surgió una teoría y un plan de acción. Anoche, ver los juguetes en la sala, todo regado en la casa y la cama atravesada en un cuarto que ya ni parecia cuarto, fue demasiado para permitirle a Andres Ignacio disfrutar la novedad. Nosotros pasamos muchas horas del día en ese cuarto, jugando, leyendo, pintando, bailando y cantando… Pensé entonces que tenía que devolverle el cuarto a mi chiquitín, materializar lo que le habíamos ofrecido haciéndolo real y no tan asbtracto como hasta ahora…
Y fue así como una fuerza sobrehumana se apoderó de mí y sola y a pesar de los Pirulingos -que en cuestiones domésticas no sólo no ayudan sino que practican el sabotaje profesional- cargué el sofá cama, lo saqué del cuarto y lo instalé en la sala y me dispuse a hacer realidad lo que tanto había planeado y soñado estos últimos meses: después de mover mil veces los muebles para descifrar la mejor disposición posible los coloqué donde correspondía, tendí las camas, clasifiqué y acomodé juguetes, pelotas y libros, acomodé repisas, pegué vinilos con los animales del bosque de Eugenia y reubiqué otros con animales de la selva de Andres Ignacio, saqué polvo y pelusa de lugares insospechados…
Y luego me dediqué a admirar el resultado con mis hijitos, explicándoles su nuevo cuarto, contándoles de su nuevo espacio, leyendo cuentos, oyendo música y bailando…
Les presento el cuarto de mis Pirulingos.
**Andres Ignacio todavía no ha tomado posesión de su cama, pero hoy espontáneamente pidió dormir la siesta en “su cama grande” y durmió rico y acurrucado con Woody!
**Eugenia, que estaba en esa etapa de odiar que la acueste a cambiarle el pañal, estos 2 días no ha chistado por estar encantada conversando con el puercoespín y la ardilla!
**Luego del accidente de ayer en la mañana no hemos tenido más derrames! Unos cuantos recordatorios compulsivos cada 10 minutos y listo! Hoy en el colegio la jornada culminó sin novedad! Ufff, qué susto!
**Cuando Andres entró ayer a la casa y vio el sofá cama en la sala no podía creer que lo hubiese cargado yo sola. Y luego cuando entró al cuarto y vio el resultado no sabía ni qué decir… su cara lo dijo todo y le gustó tanto como a mí!
**Ayer fue uno de esos días que el ímpetu y la voluntad se atraviesan y se vuelven un motor que no hay quien lo pare… Tanta energía no se puede desaprovechar. Son días que dejar las cosas para dentro de 5 minutos o esta noche, resulta una eternidad.
Al final la mejor recompensa suele ser la labor cumplida… y en mi caso dos Pirulingos felices y cariñosos en su nuevo cuarto, corriendo y jugando dejando entender que les gustó tanto como a mí!
Publicado el 21 de marzo de 2012
Que hermoso relato, yo estoy por empezar a arreglar el cuarto de mi pochita, compramos la cama pero como todo en Venezuela llega tarde pero lento…. Una vez que llegue la cama empieza mi enseñanza de dormir en su propia cama espero que cuando llegue el momento lo haga de la misma manera que lo hiciste tu! Tus palabras en cada uno de tus relatos me inspiran mucho,
Claro que si Mayerling! hablarles mucho, y explicarles ayuda siempre… suerte en la transición!