Yo tengo la noción, la teoría, la idea y el sentimiento que esto de tener hijos es todo un experimento científico: no sólo por lo que concierne a la creación (desde cero de un ser humano… wow, lo escribo y no deja de maravillarme, es un milagro!), sino por el papel de observadores que tenemos en su desarrollo… 

Uno los ve día a día, entonces entiendes cómo se va desarrollando su mundo, cómo cosas muy simples son grandes triunfos y cómo entonces pueden acometer tareas más complejas.

En estos días para Eugenia, de 4 meses y medio, ver y agarrar algo en su campo visual es un éxito que celebra con múltiples sonrisas…. y si la agarro de las manos y la paro sobre mis piernas también se ríe como quien entiende el mundo desde otro punto de vista… 

Andres Ignacio, por su cuenta, sueña con saltar! cuando ve a alguien saltando se le iluminan los ojos y comienza como a cojear intentando despegar los dos pies al mismo tiempo del suelo… intenta e intenta, se monta en un banquito y echa los brazos hacia atrás agarrando impulso y al caer todavía un pie toca tierra antes que el otro… pero sé que en cualquier momento va a saltar y me mirará con ojitos de felicidad diciendo: mira mami jump! jump!

Es un experimento porque uno como padre desea un resultado (criarlos sanos, felices) que intenta conseguir a través de diferentes pasos (amor, educación, valores, modales) evitando o moderando la intervención de diferentes variables externas (familia, sociedad, medios, amigos, violencia). Y lo más maravilloso es que uno esta ahí para ver ese desarrollo, esa evolución, ese crecimiento día, tras día, tras día, tras día y así sucesivamente.

Pero realmente hacemos más que solo evitar o moderar las variables externas, somos significativamente determinantes en el proceso y eso a mi me hace pensar mucho. Qué hacer y cómo hacerlo para que este experimento resulte? para que mi hipótesis de lograr que mis hijos sean sanos y felices se cumpla… 

Cuando Andres Ignacio nació, en mi nueva vida de mamá se estableció un plan que tenia que ver con ese nuevo ser del que ahora soy responsable, y el infinito amor que siento por él hace que esa responsabilidad pese en la espalda, en la cabeza y en el corazón, porque no quiero cometer errores (aunque los he cometido y los seguiré cometiendo), porque es la tarea más especial que me ha sido encomendada, porque el impacto de mis acciones afecta esa vida que tanto significa para mi. Entonces mi plan se fue formando con cada lectura, cada reflexión, cada consejo, cada aprendizaje. Es un plan muy extenso en el que, entre otras cosas, están el amor, la risa, la religión, la naturaleza, la disciplina, los valores, hábitos, modales, etc, etc, etc… Todos ya en pleno funcionamiento aunque con grandes posibilidades de cambiar el curso en la metodología de implementación.

Y todo lo contenido en ese plan + nuestras circunstancias de vida + mis acciones + las de Andres, junto con la personalidad de Andres Ignacio, han ido formando lo que en sus casi dos años de vida es: un niño sano, dulce, inteligente, cariñoso, curioso, que obedece y hace caso (la mayoría de las veces), que llora y patalea cuando quiere algo y no se le da pero que es fácil de distraer para que se le olvide y siga adelante, que no le encanta la hora de dormir, que canta y baila cuando oye música, que le encantan los libros, que corre en vez de caminar, que hace desastres con sus juguetes y riega toda la casa pero sabe que luego viene la hora de guardar, que aprendió cómo se llama un taxi antes de cumplir un año, que llama tu atención hasta que dejas de teclear en la computadora para verle los ojos, que llora desconsolado si le voy a limpiar los mocos, que se rie con una carcajada divina y contagiosa, que habla como un loquito, que ama a su hermanita y le inspira una ternura que más nadie le inspira, que cuesta para que coma vegetales pero le encantan las arepas y las cachapas, que se activa cuando su papá llega en las noches, que le encanta la hora del baño, que toma agua como loco (y por lo tanto hace pipí como loco!), que se cree león y le ruge a todo el que le pasa por al lado, que esta aprendiendo cada día y enseñándonos TANTO al mismo tiempo…

Pero mientras ese plan con Andres Ignacio estaba andando sucedió algo mágico: un test positivo de embarazo y comenzamos a esperar a Eugenia!

Entonces en mis reflexiones de embarazada, en mis lecturas y noches en vela por la acidez! entendí que este experimento no hacia más que enriquecerce con la llegada de Eugenia, no sólo porque ahora son dos, no sólo por la ilusión y amor con que la estábamos esperando, sino porque para efectos del método científico Eugenia representa la posibilidad de tener un grupo control y un grupo experimental!

Cómo?

Claro! porque ahora no hay dos planes, hay un solo plan que se aplica con dos personas, pero son dos personas, distintas, configuradas distinto, ensambladas distinto… 

Y no dejo de pensar que ahora aunque hagamos las mismas cosas, tendrán diferente impacto en ellos dos… porque el componente que ellos aportan, ese que viene en sus genes y que determina parte importante de su carácter no depende sino de esa combinación única que los hace individuos únicos. Claro que habrá cosas en las que serán iguales o muy parecidos, pero otras muchas, muchísimas serán ellos con sus particularidades, perfectamente diferenciados a pesar de nosotros mismos.

Y es que ya Eugenia con sus escasos 4 meses logra ser tan diferente a su hermano: también es dulce pero lo demuestra distinto, es más activa y menos flojita de lo que su hermano era a esa edad! se ríe más pero también llora más duro, se despierta de increíble buen humor pero ni su amada tetica logra que se duerma en las noches sin poner un poco de resistencia… 

Lo mejor esta por venir… y yo aquí seguiré cual científico en su laboratorio observando y documentando cada fase del proceso, maravillada de los resultados de este experimento que son nuestros hijos y esta cosa linda llamada maternidad!

Desde chiquito se cree León! y no me van a decir que no es un lindo León!

Eugenia en su eterno buen humor (si no hay que dormir! jejejeje)

Publicado el 01 de octubre de 2011