Parece que en estas vacaciones de los Pirulingos el principal dilema de mi vida se resume en la difícil decisión de dejar o no a mis chiquitines dormir la siesta… La siesta! ese preciado y reparador sueño de media tarde, al que los niños se resisten y con el que los padres soñamos!
La semana pasada que fue de vacaciones me devolvió algo muy especial: esos 5 minutos luego que mis Pirulingos se despiertan de la siesta y lo único que quieren es acurrucarse conmigo. Normalmente en simultáneo, pero ellos ya me saben compartir! Son 5 minutos en que tienen los ojos abiertos pero todavía están dormidos. 5 minutos en los que vuelven…
Hace un buen tiempo Andres Ignacio y Eugenia no compartían la siesta. Eso tiene varias implicaciones: desde yo que ansiaba desesperada que la volvieran a compartir para tener ese tiempo para MI! hasta que complica la logística de salidas al parque o búsqueda de Andres Ignacio al colegio cuando uno no quiere interrumpir el preciado sueño de alguno… En búsqueda…
Es decir dormir la siesta. Mis Pirulingos no es que se caractericen por dormir bien… tampoco por dormir mal… simplemente no se caracterizan en ese tema… Pero la siesta definitivamente nunca ha sido su fuerte. Y la maternidad me ha revelado algo que nunca me había detenido a analizar: que la siesta es una práctica compleja en la rutina del…