El viernes pasado era un día especial, amanecimos una hora más tarde de lo normal, sin apuros de colegio o trabajo. Nos vestimos, comimos y salimos todos juntos, escapados de nuestras obligaciones camino a Austin para pasar el día en el Austin City Limits Music Festival.

Austin City Limits Music Festival

Austin City Limits Music Festival

Era nuestra primera vez, mi hermano vive en Austin y ya había ido en años anteriores y gracias a él lo planeamos hace tiempo con mucha ilusión de tener un día en familia, rodeados de música y finalmente vivir la experiencia de un Festival como ACL. Queríamos hacer el fin de semana completo, pero después pensamos que con tantos niños podía ser cansón y nos decidimos por el lineup del viernes (sobretodo por los fanáticos de Guns and Roses, aunque yo realmente prefería sábado o domingo, pero ganó la mayoría :-)).

Los Pirulingos, sobretodo Ashio y Eugenia estaban super emocionados de ir a su primer festival de música y en el camino les contamos cómo era nuestro primer festival de este estilo también. Andres y yo hemos ido a otros festivales pero no de muchas tarimas simultáneas, y de repente compartir esa primera vez con ellos, lo hacía aún más especial.

Pasamos un día increíble, caminamos mucho, disfrutamos mucho: escuchando música, viendo la gente, las diferentes tarimas, los diferentes estilos…. Pasamos un buen rato en el Austin Kiddie Limits que es el área destinada para niños y familia, con juegos y actividades que les encantaron. Yo sabía que era un festival muy familiar, pero igual me impresionó la cantidad de niños y familias con pequeños que había.

Austin City Limits Music Festival

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Austin City Limits Music Festival

Austin City Limits Music Festival

Austin City Limits Music Festival

Mientras estábamos ahí registramos a los Pirulingos y les pusieron unas pulseras que los conectaban con nosotros «por si algo pasaba». En el momento que estábamos llenando la información de sus pulseras de seguridad, mi hermano y yo comentamos que nos daba mucha  tranquilidad porque «imagínate qué fuerte si se pierden Martina o Cristobal» (los más chiquitos de cada uno), un pensamiento que enseguida fue anulado por la diversión del momento.

Al final de la tarde llegó Gusy, mi otro hermano que vive en Houston, con su esposa y 3 hijos y ahí el grupo estaba completo. Nos tomamos fotos, buscamos comida y nos instalamos en un área para ver, desde lejos al grupo que cerraba la tarima principal, Guns and Roses. Mientras terminábamos de comer en un gran picnic, oscureció y comenzó a tocar Guns. Ashio y Eugenia habían escuchado muchas canciones estas últimas semanas y la idea de ver un grupo tan emblemático del Rock y que a su papá le gusta tanto los tenía encantados. Andres se los llevó para adelante con él para vivir la experiencia más de cerca y yo me quedé atrás con Cristobal que jugaba feliz con sus primos.

Austin City Limits Music Festival

Austin City Limits Music Festival

Les voy a confesar algo, yo en estado natural soy bien tranquila y relajada, a veces incluso más de la cuenta. No soy una mamá nerviosa, no suelo vivir con miedos y aunque siempre estoy pendiente de mis hijos, puedo a veces pecar de «extra relajada» en situaciones que otras mamás a mi alrededor están en estado «alerta máxima». También les confieso que muchas veces no es que yo lo haga a propósito, eso de estar tranquila y no estresarme de más, es una característica de mi personalidad y luego de tener hijos conscientemente he entendido que aunque muchas veces me ayuda y me hace la realidad más liviana, otras, es algo que tengo que combatir porque necesito entrar en ese estado que a veces me cuesta de extrema atención e incluso algo de nervios. Sobretodo en situaciones como la que vivíamos ese día: un festival multitudinario, abierto y ahora además de noche!

Entonces activé el modo «extra cuidadosa, no le quites los ojos de encima a tus hijos» y así estuve muy alerta y pendiente sobre todo de Cristobal.

Andres regresó de la olla, disfrutamos un rato juntos, conversé con Pepepe y unos amigos de él, con mis cuñadas sin quitarle el ojo a los chiquitos. Ashio quiso entrar de nuevo e irse adelante con su papá y yo me quedé atrás con Eui y Cristobal.

Cristobal estaba cansado y a cada rato se acostaba en su coche queriendo descansar o dormir, yo incluso traté meciéndolo un rato, pero el ruido y sus primos afuera jugando y corriendo con mucha energía no lo dejaban rendirse, así que siguió corriendo. Yo, parada, sentada, viendo la tarima o conversando con alguien, lo veía, lo seguía con la mirada sin decirle nada pero sin perderlo de vista.

Andres regresó de la olla, Ashio me contó emocionadísimo que le había encantado verlos de tan cerca. Llevé a Cristobal al baño y al regresar era Ashio el que necesitaba ir… lo llevó Andres. Los vi regresar del baño, seguí conversando y me senté un rato.  Cristobal se quería sentar en su coche pero Eugenia se le había adelantado, ya casi terminaba el concierto y estaban todos cansados. Vi cómo Eui se sentó a Cristobal en las piernas dentro del coche y me paré a escuchar la que creía sería la última canción. Enseguida me di la vuelta y vi a Eugenia sin Cristobal y al decir «dónde está Cristobal» comenzó una película de terror.

Cristobal no estaba.

El concierto acababa de terminar.

La gente comenzaba a salir como en una estampida humana.

Antes de seguir les adelanto que Cristobal está bien, pero los minutos que vivimos, que se sintieron eternos como horas, no se los deseo a nadie.

Los primeros minutos los buscamos en los alrededores de nuestro «camping» y nada. De nuevo mi personalidad relajada mantuvo la tranquilidad pensando que simplemente estaría unos paso más allá… total, yo lo acababa de ver.

Andres comenzó a buscar por un lado, yo por el otro y nada. De repente me acerqué a una persona de seguridad para pedir ayuda y la realidad que estaba viviendo me cayó como un yunque que me aplastó y comencé a llorar desesperada, gritando el nombre de Cristobal y pidiendo ayuda.

Si Cristobal se nos hubiese perdido unas horas antes, hubiese sido angustiante pero buscarlo con el resto del festival disfrutando en su lugar hubiese sido otra cosa a tener que sortear además un gentío moviéndose y nosotros sin posibilidad de fijar la mirada para encontrarlo.

Andres se fue corriendo a la puerta y habló con una oficial de seguridad que activó un protocolo gracias al que lo encontraros después de radiar varias veces. Hablaron con Guest Services y allí llegó una familia que lo llevó después de haberlo visto perdido (luego nos dieron su ubicación y efectivamente era muy cerca de nosotros un poco más atrás) pero en la locura de la noche y la salida no lo vimos y ellos prefirieron movilizarlo para reportarlo enseguida.

Incluso no dio tiempo a que revisaran la información en la pulsera de seguridad que tenía. Andres lo buscó, le agradeció la vida entera a la familia que lo rescató y se vino corriendo a encontrarse conmigo.

No hay palabras para describir lo que sentí, lo que pensé, todos los escenarios fatales y horribles que pasaron por mi cabeza… Toda la familia entró en duelo por esos minutos sin Cristobal y Ashio y Eugenia también vivieron unos momentos que ojalá pudieran olvidar.

Andres llegó con Cristóbal abrazado casi en fusión de lo apretado que lo tenía y al verme me entregó a mi chiquitín y nunca un abrazo se había sentido tan liberador. Fue el despertar de la peor pesadilla y un momento de dar gracias a la vida, al cielo y a DIOS que ninguno de mis pensamientos horribles se había hecho realidad.

Fue solo un susto, PERO QUE SUSTO.

Yo ya lo había escrito antes, ser mamá es conocer el miedo, un miedo que se alimenta del amor más grande y precisamente por eso nos hace tan vulnerables, porque solo pensar en lo que le pueda pasar a nuestros hijos aterra y paraliza. Pero es un temor con el que hay que aprender a vivir porque criar desde el miedo hace mucho daño, a ellos y a nosotras.

Entonces llegan momentos como el que vivimos el viernes en los que ese miedo se materializa de la manera más palpable y dolorosa y yo hoy escribo esto aún con lágrimas en mis ojos y escalofríos en el cuerpo pero llena de agradecimiento por el final feliz y el aprendizaje.

Ayer durante la Misa, rezando con el corazón, agradeciendo a Dios SU protección, sentí que la lección que podía aprender de esta situación comienza por concientizar aún más el estado de alerta en el que tengo que estar en ciertas circunstancias, pero termina por entender que pueden pasar cosas aunque estemos ejerciendo nuestro cuidado de la mejor manera. La vida está llena de riesgos y yo ayer me sinceré ante Dios pidiéndole ayuda para ser siempre la mamá que debo ser y ejercer de la mejor manera la protección de mis hijos, pero también entendí que no siempre podré hacerlo y serán muchas las ocasiones en las que su protección salga de mi control o mis posibilidades… para todos esos momentos también están EL, Dios y la Virgen y todas mis oraciones. Le pedí que me permita vivir con FE de que nos/los acompañarán y protegerán y me darán a mi la fuerza que necesite cuando sea necesaria.

Mientras tanto abrazo fuerte a mis hijos cada día y les recuerdo cuánto los amo cada momento que puedo y también pido consuelo para todas las madres que han tenido que pasar por situaciones difíciles y que no han tenido un final feliz.

Austin City Limits Music Festival