La linda ilustración la hizo Andres de @withloveak

Ayer fue mi cumpleaños y lo pasé en medio de alertas de inundación y de tornados, revisando incesantemente las noticias y redes sociales, chequeando con amigos para saber que estaban bien y asomándome por la ventana para ver la fuerza de la lluvia y el nivel del agua.

El Huracán Harvey destrozó Houston, los daños son increíbles, las pérdidas son incontables, la ciudad está inundada y todavía el dolor está muy cerca y muy vivo.

Yo y mi familia estamos bien, a salvo, con una casa seca, con servicios, agua y comida pero muchos amigos y conocidos se han visto muy afectados y han tenido incluso que desalojar sus casas para resguardarse. Las imágenes de avenidas y autopistas por las que transitamos regularmente convertidas en ríos caudalosos son difíciles de asimilar pero lo más duro es ver las escenas de rescates de personas de los techos, casas de asilo desalojadas en bote y canoas navegando para salvar personas de ahogarse dentro de sus propios hogares.

Y al mismo tiempo y paradójicamente esas imágenes de devastación encierran algo muy especial que llena el alma, porque resaltan las personas que se han arriesgado y han estado dispuestas a tender la mano a quien lo necesita, la solidaridad que se demuestra en estos momentos de necesidad, las ayudas que vienen desde otras partes del país. Las llamadas, mensajes y notas de voz de tantos amigos y familiares para ver cómo estamos o cómo pueden ayudar, las cadenas y grupos de whatsapp ofreciendo ayuda unos a otros. los amigos quedándose en casa de otros amigos.

Las situaciones críticas en las que acontece lo peor, la mayoría de las veces logran sacar lo mejor que hay dentro de nosotros: solidaridad, empatía, compañerismo, compasión. Y eso es lo que se esta viviendo en Houston y es una gran lección para mí, para mis hijos, para todos. De repente hay que sacar el prisma con el que las cosas se ven desde el lado positivo y entender que dentro de tantas noticias horribles que afectan el mundo en estos días al final la humanidad prevalece y el bien aflora y se apodera del escenario. Es momento de contar las bendiciones que tenemos y salir de la zona de comfort para ayudar a otros, sin dudas, sin flojera y con la convicción de que cada grano de arena aporta a la reconstrucción.

Ahora es que comienza la reconstrucción de esta ciudad. La naturaleza es muy poderosa y es capaz de llevarse todo a su paso recordándonos la pequeñez de nuestro ser en comparación con su imponente presencia. Pienso en las familias de amigos, conocidos o no que han perdido sus casas y sus posesiones y me duele el corazón aunque siempre valga más la vida, la salud y el estar a salvo.

Hoy escribo por esta ciudad que en cierta medida es nuestra y que ha sido nuestro hogar por 4 años, por los amigos que hemos hecho y las ganas de ayudarlos, por las lecciones que podemos transmitir a nuestros hijos para que se lleven lo mejor de estas situaciones y aprendan a ayudar generosamente. Hoy escribo pidiendo que quienes leen ayuden como puedan: con su tiempo, con insumos, con dinero, con información importante o con oraciones. Hoy escribo agradecida con la vida porque en mis 38 años me enseñó que precisamente estar a salvo es suficiente motivo para celebrar.

Maneras de ayudar:

  • Pueden llamar al 1-800-RED CROSS o enviar un mensaje de texto escribiendo HARVEY al 90999 para hacer una donación de $10 a la Cruz Roja.
  • Texas Diaper Bank 
  • Muchas iglesias, gimnasios y colegios están funcionando como centros de acopio o refugios, se necesitan pañales, fórmula, productos de higiene personal, toallas, cobijas, comida no perecedera, agua, sweaters y chaquetas. Se necesitan ropa de tallas grandes.
  • Piden llevar las cosas lo mas organizadas posible y etiquetadas para que se meas fácil la clasificación.