Hace un mes ¡Nos mudamos! Y todo fue tan rápido y repentino que casi no he tenido tiempo de procesar los cambios. No había contado nada por aquí porque tuvimos visita de familia y les queríamos dar la sorpresa y luego el torbellino de vida y de emociones (incluido el corazón siempre pesado por la situación en Venezuela) ha hecho que sea más difícil sentarme aquí a escribir y compartir todo lo que sucede.

Hoy les cuento de la mudanza con las fotos de la casa que dejamos atrás… es un homenaje y una despedida a esa casita Once que tanto queremos, que nos ayudó e descubrir y querer esta ciudad y que recibió al Pirulingos más chiquito, la casa donde comenzó #lavidaconCristobal. El once es un número que nos ha traído muchas cosas lindas y esta casa con número 11 no fue la excepción.

Dicen que las mudanzas están entre los procesos más complejos de procesar emocionalmente. Por un lado conllevan mucho stress y por otro porque las casas son objetos a los que nos apegamos fácilmente. Son paredes, piso y techo que albergan momentos, recuerdos y vivencias y es fácil adjudicar esos sentimientos relacionados a los momentos que vivimos en un lugar, al propio lugar… cuesta desligarse cuando se fue feliz en un espacio, cuesta despedirse porque las casas son como las personas que a medida que las convivimos vamos descubriendo sus secretos y sus encantos y así nos van conquistando. Como ese rincón al lado de la cocina donde la luz entra perfectamente y resultaba ideal para tomar fotos, o la pared de ladrillos en la fachada donde posaban los Pirulingos para las fotos antes de ir al colegio los días especiales… o el cuarto principal que era más frío que el resto o el closet del cuarto de Cristobal en el que cabían todas las cosas sin un ligar asignado.

Esta casa nos enamoró con su luz que entraba a borbotones por tantas ventanas, y eso que la vimos por primera vez de noche.

Teníamos semanas buscando casa, llevábamos poco más de 6 meses en Houston. Vivíamos en una casa alquilada pero queríamos un espacio propio y ya conocíamos la ciudad lo suficiente como para elegir vecindario. Nunca habíamos comprado casa, el proceso era nuevo y emocionante pero también difícil. Veíamos casas que parecían buenas oportunidades pero que no nos emocionaban, veíamos otras listas y perfectamente acabadas pero no a nuestro gusto… y entonces entramos en esta casa vieja pero con muchísimo encanto en la que sí se nos aceleró el corazón pensando en todo lo que podíamos hacer con ella.

Y así nos aventuramos a comprar una casa para remodelarla, para hacerla nuestra con toques a nuestro gusto. Estirar el presupuesto y aprovechar lo que había pero hacerla mas nuestra. Y disfrutamos enormemente haciéndolo, aprendimos un montón, decoramos el cuarto de Ashio y Eugenia que siempre lo compartieron y luego convertimos lo que era un estudio en el cuarto de Cristobal. Empapelamos paredes, pintamos otras, elegimos cuadros, guindamos luces, cocinamos recetas especiales e hicimos muchas parrillas en el jardín, recogimos juguetes y cuidamos dibujos Pirulingos como grandes obras de arte, tomamos fotos y dormimos todos apretados en una cama… En fin vivimos y disfrutamos enormemente esa casita Once que ahora vamos a extrañar.

Pero estamos felicísimos con la casa nueva, con muchísima ilusión de llenarla de nosotros, nuestras cosas y nuestra personalidad y comenzar a tejer memorias y recuerdos en estas paredes.

Poco a poco les iré mostrando cómo la vamos armando, decorando, poniendo linda. ¡Gracias por acompañarnos en esta nueva etapa!

Pd: Mudanzas, Desde Houston