Soñé contigo muchas noches antes de tenerte, te deseaba profundamente y le pedía a Dios que llegaras porque mi corazón, de alguna manera te extrañaba y necesitaba ver la luz de tus ojitos. Tuve que esperar más de lo que hubiese querido pero esa espera no hizo sino agrandar la alegría de nuestro encuentro.

Naciste un 1 de marzo pero desde mucho antes en esta casa se hablaba de tí con toda la ilusión del mundo: tu papá y yo te esperábamos con ansias pero no tantas como las de tus hermanos que soñaban despiertos contigo, con tu diminuto cuerpo y tus manos y pies gorditos, suaves y deliciosos. A través de ellos tu llegada ha sido más alegre y más bonita porque verlos quererte y cuidarte, protegerte y sentirte suyo es lo más lindo que pueden ver mis ojos. Y tú te das cuenta porque les sonríes cada vez y bates tus manos para que sepan que te gustan sus gracias, sus juegos y sabes corresponderles con tantas risas que a ellos les saben a enorme satisfacción de hermanos mayores.

Nos regalaste vivir de nuevo el olor de un recién nacido, la dulzura de tu aliento y lo acolchado de tu cuello… la suavidad de tu pancita y lo esponjoso de tus cachetes, la blancura de tu piel y lo profundo de tu mirada. Nos regalaste volver a escuchar el llanto como medida de cuánto nos necesitas y volvimos a aprender a descifrar sonidos que se mezclan con miradas y gestos para entender qué nos quieres decir.

La vida se llenó de nuevo de primeras veces, las tuyas y las de tus hermanos que han vivido tus logros con tanta emoción que es un deleite ser testigo. Contigo volvieron los trasnochos y un cansancio profundo al terminar el día, pero también el placer infinito de pegarte a mis pechos y sentir cómo te pierdes en ellos, cómo te dan todo lo que necesitas mientras yo te veo, te acaricio e intento congelar el tiempo para que esa imagen y ese sentimiento nunca me abandonen.

Le devolviste el juego a mis mañanas y por eso soy más feliz aunque menos productiva. Te convertiste en mi compañero inseparable: de oficina, de trabajo, de comidas, de diligencias, de reuniones… todo lo hacemos juntos y aunque no siempre es fácil, hemos sabido entendernos para que sea llevadero y lo hemos disfrutado mucho… ¡Hasta la cine me has acompañado tantas veces!

Me enseñaste a celar a tu papá, porque te vuelves tan loco de amor y emoción con solo verlo que yo me muero de celos aunque también seas tan cariñoso conmigo. Pero esa escena de miradas recíprocas totalmente derretidas que presencio cuando están juntos me llena el corazón cada mañana y cada tarde.

Te quiero profundamente, tanto que no me cabe, tanto que no lo sé decir ni con mis mejores palabras. Me llenas de un amor que ya conocía pero que contigo se renueva y se agranda y la verdad se siente divino: al verte, al tocarte, al abrazarte y apretarte duro y también al verte reír, con esa sonrisa enorme que regalas tan generoso a todo el que te saluda.

Gracias por este año tan lindo, tan importante y tan significativo. Soy muy feliz de ser tu mamá y no me aguanto las ganas de descubrir todas las aventuras que nos quedan por delante.

¡Feliz primer cumpleaños!

Con todo el amor del mundo,

Tu Mami

Fotos tomadas por @mafenavarro