Ayer Cristóbal se volteó por primera vez.

Estaba en su cuna viendo hacia arriba su móvil de aviones, jugando y comiéndose un juguete de oruga de esos que hacen ruidos al estrujarlos. Yo me movía de un lado al otro cerca de él acomodando el clóset, doblando ropa y poniendo cosas en orden… De repente al voltearme a verlo estaba boca abajo y con sus dos manos impulsándose hacia arriba, con su cabecita muy erguida buscándome.

Yo me emocioné mucho. Hacía días que se le veían las ganas de querer voltearse. Lo máximo que hacía era quedar de panza con su mano atrapada bajo su cuerpo sin poder hacer el último esfuerzo de levantar un poco su torso para sacarla… entonces comenzaba a llorar.

Pero no ayer, ayer pudo, su cuerpecito logró ese movimiento imposible de levantarse, sacar el brazo, posicionarlo y quedar en una posición de plancha con la que él mismo se emocionó a juzgar por su gran sonrisa.

Yo enseguida busqué el teléfono, lo puse en video y comencé a tratar de grabar la hazaña… cuando finalmente la hizo de nuevo en mi presencia comencé a aplaudir y felicitarlo y allí llamé la atención de sus hermanos mayores que estaban en el cuarto de al lado viendo televisión.

Llegaron corriendo atraídos por mis aplausos y mi voz claramente emocionada a preguntarme qué había pasado. Les dije que Cristobal se había volteado y se quedaron callados, procesando y sin entender.

Qué había de emocionante en que se hubiese volteado, cuál era mi alharaca por algo tan simple?

Entonces les expliqué que realmente voltearse era algo muy natural y un movimiento muy básico para ellos, pero que para su hermanito que es tan pequeño era un gran logro, el producto de un enorme esfuerzo de sus músculos y la muestra de que poco a poco comienza a controlar sus movimientos y así cada día aprenderá a hacer cosas nuevas… No se dan cuenta que Cristobal ni siquiera sabe sentarse? Y sus ojos se fueron abriendo a medida que entendían y dimensionaban el logro que yo le celebraba al chiquitín y enseguida estábamos todos cuál cheer leaders en las gradas de un estadio animándolo para que lo hiciera de nuevo.

Y mientras les explicaba a mis Pirulingos la relevancia de ese movimiento, se hacía más claro para mí el privilegio que significa ver crecer y desarrollarse a nuestros hijos. Es ver la evolución frente a nuestros ojos día a día, es presenciar cómo desde cero vamos adquiriendo movilidad, inteligencia, lenguaje, etc. Es vivir el milagro de la vida desde el palco presidencial….

Cristóbal se volteó ayer, poco antes de cumplir 4 meses, mucho antes de lo que lo hicieron sus 2 hermanos. Pero la verdad la edad en la que lo haya hecho no es lo que importa, no es lo que me emociona. Lo que me conmueve es recordar que de nuevo tengo un espectáculo ante mi que es verlo crecer, y además el privilegio de Cristobal de tener tantas personas desde ya haciéndole barra!

cristobal se volteo

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