niño o niña

Es es lo que decimos muchas mamás ante la pregunta de ¿qué te gustaría tener, niña o varón?

Y no es mentira. Con sólo saber que nuestro bebé está bien y se desarrolla sin problema, todo lo demás es secundario.

Pero muchas veces sí queremos que sea  de algún sexo. No digo siempre porque seguramente habrá quien no tiene preferencia o para quien su balanza se equilibra con iguales motivos para desear una niña o un varón… Pero en muchos casos nuestro corazón espera un resultado aunque no siempre lo digamos en alto.

A mi me pasó así. Con Andres Ignacio tenía sentimientos encontrados, por un lado quería niña porque así aseguraba tener mi mujercita. Pensaba en mi mamá que tuvo que esperar a su 5to embarazo para tener niña y temía que me sucediera lo mismo porque siempre me imaginé mamá de una linda muñequita… Pero por otro lado siempre pensé que mi primer hijo sería varón, así estaba configurada mi fantasía y Andres quería tanto que fuera varón que de repente me provocaba que se le cumpliera su sueño.

Y llegó la noticia de que tendríamos a Andres Ignacio y de repente ya ni siquiera podía hablar de tener niña. Ya el sexo de mi bebé no era una idea en mi cabeza sino una realidad en mi vientre y volver a pensar o decir algo diferente era ir en contra de lo que era mi linda realidad a punto de convertirme en mamá de varón.

De repente no había más universo que el de un niño, no había escenas que no fueran las de besos y caricias de un mini príncipe azul. De repente algo en mi había cambiado para siempre y aunque no tenía aún mi bebé en brazos ya yo era mamá de una persona que se concretaba en mi mente y en mi corazón… Podía fantasear con mi niño por nacer, podía ponerle nombre y llamarlo.

Con Eugenia tanto Andres como yo queríamos niña y cuando la técnico haciendo el eco nos dijo «it’s a girl» lo único que pude responderle fue «está segura?» y luego muchas lágrimas salieron de mis ojos: de alegría, de agradecimiento, de ilusión.

Con este bebé que esperamos ahora parecía que no había inclinación, parecía que tener niña y varón equilibraban la balanza, pero en el fondo no era así. Apenas me enteré que estaba embarazada recibí en mi casa a 3 de mis 4 hermanos y 4 de mis 6 sobrinos (de los 6, son 5 varones y una niña)… de repente ver a Eugenia entre tantos primos revivía la escena de mi infancia rodeada de hermanos y algo dentro de mí sentía que quería que hubiese más faldas y más niñas en esa composición. Era como una reivindicación de todas las veces que quise jugar muñecas y terminé jugando fútbol y sentí claramente que quería una hermana para mi Tinga Tinga.

Semanas después recibimos el resultado que no, que Andres Ignacio y Eugenia no tendrían una hermanita sino un hermano y cuando escuché la noticia de nuevo lloré y de nuevo fueron lágrimas de alegría. Un hijo! Otro hijo! qué lindo tener otro varoncito mío!

Porque en este camino de la maternidad hay expectativas y sueños, hay ideas preconcebidas, hay esperanzas y choques con la realidad… pero somos las mamás de los hijos que debemos ser, no es una decisión nuestra y precisamente la decisión la toma un Ser que sabe mucho más y que ve todo con total claridad…

Porque ser mamá de varón es de las mejores cosas que me han sucedido y tengo la oportunidad de vivirlo de nuevo.

Porque finalmente tener 4 hermanos  y jugar muchas veces fútbol en vez de muñecas forjó partes de mi personalidad que me encantan… Porque tengo los mejores hermanos del mundo y mi relación con ellos es de una intimidad, complicidad y cercanía que no cambiaría por nada… Y nada deseo más para mi Tinga Tinga que una relación así con sus hermanos.

Porque mi bebé es un niño, porque el hecho de que sea un varón es perfecto simplemente porque es mío. Porque ya no puedo pensar en una vida que no sea configurada en 2 varones y una niña, sencillamente porque ya no quiero nada más que lo que es, lo que tengo y lo que espero ansiosamente.