Pirulingos matrimonio

Pirulingos matrimonio

Si algo nos regala la maternidad es la oportunidad de adaptarnos y ajustarnos a situaciones imprevistas.  Nuestros hijos son unas cajitas de sorpresas que vamos aprendiendo a entender…  a predecir… a interpretar…

Con ellos no podemos tener todo bajo control y aunque sin duda con el tiempo vamos mejorando en la tarea de prevenir y adelantarnos a los hechos para estar preparados; siempre hay cosas que se escapan de nuestras posibilidades.

El destino final de nuestras vacaciones de las que ya les he contado (aquí, aquí y aquí) , fue Portland por el matrimonio de un muy buen amigo mío y de Andres. Incluso Andres era parte del cortejo, por lo que el día de la boda se arregló y se fue al lugar de la ceremonia mucho antes que nosotros. Me tocaba entonces a mi estar lista y arreglada + tener a los Pirulingos listos y arreglados a las 2pm para bajar al lobby del hotel y esperar el autobús que nos llevaría al lugar de la recepción.

Estuvimos listos a la hora justa: me dio tiempo de secarme el pelo, de intentar algún peinado casero que pareciera más elaborado. Me dio tiempo de maquillarme y sin apuro así que esta vez no se me corrió el rímel… Me dio tiempo de vestir a Andres Ignacio y Eugenia con calma, peinarlos, ponerles incluso un poco de perfume y cortar a última hora unas uñas largas que no iban con sus trajes. Estuvimos a tiempo en el lobby y esperamos… y mientras lo hacíamos yo llegué a sentirme orgullosa de mí misma porque ya estaba mentalizada a cierta dosis de caos y apuro que esta vez no llegó…. de más está decir que tampoco la extrañé…

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Pirulingos matrimonio

Llegó la hora de montarnos en el autobús, había otros niños y mis hijos comenzaron a hacer amistad con sus nuevos amigos, respondieron amablemente preguntas de otros adultos invitados, hicieron gala de sus lindos trajes y recibieron halagos por ellos y yo sonreía de nuevo con aires de orgullo de mi labor maternal del día.

El trayecto fue de 45 minutos y precisamente 15 minutos antes de llegar al destino sucedió algo fatal aunque absolutamente predecible: mis chiquitines se quedaron dormidos!

Habíamos llegado a tiempo y habíamos hecho todo con calma pero no habíamos podido abrir un hueco para una merecida siesta… y en días largos de vacaciones y con fiestas de matrimonio por delante, una siesta era justa y necesaria.

El problema era que yo estaba sola con ellos 2 y sin coche!!! Porque al salir de Houston teníamos tantas cosas encima entre maletas, sillas de carro que debíamos llevar como carga, carry ons, maleticas de juguetes, etc; que decidimos omitir el coche para no  agregar más carga…

Pirulingos matrimonio

Durante todo el viaje lo extrañamos levemente un par de veces, pero al momento de verme sentada en el autobús con 2 cabezas de niños recién dormidos sobre mis piernas, el peso de la decisión de dejar el coche cayó como un yunque sobre mi espalda.

Al parar el autobús tuve que despertarlos a los 2, convencer a Andres Ignacio a caminar y cargar a Eugenia que repetía » estoy cansada» «por qué me despertaste»… A partir de allí el orgullo se desvaneció y ni los lindos trajes de mis hijos, ni el maquillaje de su mamá pudieron ocultar el cansancio que traían y su falta de sueño… Teníamos la ceremonia por delante y con la  ayuda de amigos logré que al menos no hubiese llantos que interrumpieran y pude disfrutar entrecortadamente ver a mi querido amigo casarse… Andres Ignacio se fue sintiendo mejor, está más acostumbrado a la falta de siesta; pero de ahí en adelante el humor de Eugenia estaba roto y no fue fácil reconstruirlo…

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Pirulingos matrimonio

No tenía donde acostarla, no había mucho silencio sino al contrario había fiesta, emoción, felicitaciones y brindis por donde íbamos y además yo no me quería perder el evento, ni los brindis, ni la música… No hubo ipad, iphone o canción cantada por mi en su oído que le devolviera la alegría y el buen humor… No hubo música que la hiciera cantar y eso que ese es su deporte favorito y no son pocas las canciones que se sabe de arriba a abajo… Quería estar conmigo, pegada a mi sin que nadie nos molestara…

Y llegó el momento en el que no tuve opción sino ceder a sus peticiones y simplemente quedarme con ella sentada en mis piernas mientras veíamos a los demás invitados comer, brindar o comenzar a bailar… De repente me di cuenta que solo centrando mi atención en ella podría lograr rescatar algo de lo que quedaba de noche… Y aunque no fue la niña que canta y baila sin parar, y aunque no se la pasó corriendo con Andres Ignacio y estuvo más bien tranquila, callada y con su ceño un poco fruncido; después de un largo rato acurrucada entre mis brazos, sentada en mis piernas, se dejó tomar alguna foto, comió algo y finalmente se rindió a dormir entre 2 sillas como lo hacen los niños en los matrimonios desde el inicio de los tiempos!

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Y al verla dormida entre tanto ruido yo comprendí de nuevo que la maternidad no sabe de vacaciones ni de viajes planificados… no sabe de amigos de la infancia que se casan solo una vez… la maternidad solo sabe de nuestros hijos y sus necesidades y de seguir enseñándonos que muchas veces ellas aparecen cuando menos las esperamos y a nosotras nos corresponde aprender, adaptarnos y no perder la calma tratando de mantener la sonrisa!

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Pd: al mal tiempo buena cara y sólo un mal día