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Hay quienes piensan que los museos de arte y los niños no son compatibles…. Yo he aprendido que resulta todo lo contrario. Resulta que los museos, incluso de arte, son espacios perfectos para compartir en familia…

Unos más que otros, pero la verdad ya hemos ido a muchos con Pirulingos de diferentes edades y siempre la balanza se inclina a nuestro favor.

Desde los espacios grandes, los colores llamativos y las texturas en las obras que despiertan su curiosidad, hasta exposiciones más “experienciales” en las que pueden participar; ir a un museo es definitivamente un plan que se puede adaptar a los niños.

El fin de semana pasado fuimos al Museum of Fine Arts de Houston. Ya teníamos tiempo queriendo visitarlo, pero la exhibición Soto: the Houston Penetrable fue lo que nos decidió a no postergarlo más.

Es una exposición con mucho encanto: el artista venezolano, el recuerdo de haberlo vivido ya en Venezuela, la luz, las texturas y la experiencia de poder atravesar la obra, tocarla, manosearla, pasear dentro de ella…

Los Pirulingos no pudieron disfrutarla más, pasamos allí mucho más tiempo del que yo hubiese anticipado y a pesar de eso no se querían ir. De repente el museo se trasformó en un patio de juegos, y aunque en algún momento debimos recordarles que no corrieran o gritaran, lo entendieron y siguieron jugando, explorando, tocando, preguntando con una emoción evidente en sus caras…

Y entre risas y juegos se presta para hablar de color, de luz, de textura… de arte… sin pretensiones!

La exhibición estará disponible hasta el 1 de septiembre y es sin duda un plan recomendadísimo, por mí y los Pirulingos…

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Publicado el 29 de julio de 2014