Llegaste en un día de otoño. Ya la noche había caído y entraba la brisa fresca que hace volar las hojas de los árboles para que formen esa alfombra roja… amarilla… naranja…

Desde hacía varios meses te estábamos esperando, inquietos, ansiosos, pero seguros que traerías contigo puras cosas lindas. Los días anteriores a tu llegada hacía frío y contigo llegó el sol, pero no el sol intenso que agobia, sino un sol tímido que ilumina, calienta y llena de vida… pero aún deja pasar la suave brisa que despeina y alborota el alma.

Llegaste lleno de lindas sensaciones, esas que provocan suspiros largos y uno cierra los ojos intentando congelar el momento para que nos envuelva y se quede con nosotros, para que no se vaya lejos… Pero si se va no importa porque tu dulzura es un ritual que se repite y se renueva con cada una de tus miradas, de tus sonrisas, de tus palabras…

Y esa dulzura tuya no hizo sino acentuarse con el pasar de los días, de los meses que continuaron… dulce tu cuerpo, tus piernas, tus cachetes como para darles muchos besos que nunca empalagan.

Nos llenaste la vida de primeras veces, nos enseñaste el amor más grande, nos hiciste vulnerables pero también nos llenaste de una fuerza imbatible que no conocíamos antes.

Tu presencia hizo que nuestro corazón explotara y saliera de nuestro pecho abierto de par en par para encontrarte y envolverte y ya no caber más dentro del cuerpo de tanto amor.

Llegaste y comenzaste a adueñarte de nuestro espacio, pero sobre todo de nuestro corazón… Con tu cuerpo pequeño nos llenas el alma de cosas lindas, nos dejas cada noche con ganas de más y cada mañana nos recuerdas tu existencia con ojitos iluminados!

Tus palabras suenan a miel, la manera como las dices y tu tono de voz igualmente dulce, rítmico, agudo. Cuando nos nombras el mundo cobra sentido. Tus cachetes de algodón de azúcar, la justa medida que necesitamos sin llegar a empalagarnos, lo suficiente para que siempre provoque darles un beso más… Tú siempre sabes corresponder con esa dulzura que te caracteriza.

Llegaste a nuestra vida para llenarla de esa dulzura que contigo dura todo el año, que no sólo le corresponde al otoño que te vio nacer.

Y desde el primer día te llenaste de dulzura para repartirle a tu hermanita, para regalarle tus miradas lindas, tus palabras dulces y tus gestos de amor! Tus cuidados y los juegos que siempre comparten… y ella no puede sino quererte y alegrarse cada vez que te ve porque le has enseñado una y mil veces tu amor y tu dulzura.

Feliz Cumpleaños Andres Ignacio. Damos gracias a Dios por estos 3 años de felicidad y dulzura que nos has regalado… Damos gracias a Dios porque eres nuestro!

Con todo el amor del mundo.

Mami, Papi y Eugenia

* la foto de arriba es de un cuadro que le hizo Puli con las hojas caidas del otoño en que Andres Ignacio nació.
 
Publicado el 19 de octubre de 2012