Parece que la vuelta al colegio nos tomó por sorpresa, luego de un verano que parecía no acabar de tantas actividades que aún teníamos por hacer, o que seguimos teniendo pero en otro ritmo; uno de volver a levantarse temprano, desayunar a la hora, empacar almuerzo en la lonchera, vestirse todas las mañanas y salir a dejar a Andres Ignacio al colegio… Y luego aprovechar esas horas para hacer diligencias, sobre todo si Eugenia duerme una siesta… y si no la duerme, aprovechar para jugar y disfrutar de la Tinga Tinga solo para mi!

Volvimos al colegio un martes, porque el lunes fue feriado. No se sentía día de colegio… Costó escuchar el despertador, levantarse y enfrentar la mañana. Pero Andres Ignacio amaneció contento, emocionado diciendo que iba al colegio, nombrando su maestra y sus amigos.

Listos, con bulto nuevo de León, salimos al colegio, caminando sólo 3 cuadras pero que son en subida y que empujando el coche doble se sienten al menos como 15! Andres Ignacio instintivamente quería entrar en su salón del año pasado, pero entendió con una enorme sonrisa que ahora que es más grande le toca el salón de enfrente. Tiene una profesora nueva y rápidamente aprendió a llamarla Miss Jasmine, pero su querida Miss Albina dice que no pudo dejarlo y pidió cambio a Nursery 2, eso se lo dirá a todos… Aunque si fuese verdad yo la entendería porque Andres Ignacio le regala día a día infinitas dosis de dulzura, de esa que él tiene y que parece nunca acabársele.

Colocamos sus cosas en su casillero y Eugenia y yo nos despedimos cuando estaba por comenzar el Circle Time… Andres Ignacio convirtió algunos quejidos en un llanto casi fingido que dejó de escucharse cuando estábamos a la mitad del pasillo.

3 horas más tarde Eugenia y yo extrañándolo mucho fuimos a buscarlo ansiosas de escuchar sus cuentos… salió corriendo y nos dio un beso y un abrazo a cada una… No paró de hablar, lleno de alegría, de frases emocionadas que terminaban en balbuceos pero que dejaban entender que está feliz en su colegio, que le encanta volver a ver a sus amigos, que quiere mucho el goldfish que tienen en su salón, que es muy gracioso tener una nueva amiga que se llama Carlotta como Mami, y que le encantó el pollo con arroz y platanitos que Mami le preparó de almuerzo!

Y aunque la ida al colegio apenas nos toma 15 minutos, y eso cuando nos agarran los semáforos en rojo; el regreso no baja de media hora y está lleno de actividades que se repiten día a día como un ritual.

A veces acompañados de alguno de los amigos que viven cerca, o solos nosotros 3, Andres Ignacio entra en las escaleras de los brownstones de la calle para jugar “Señor y Señora”, su versión de jugar al Restaurante donde yo soy la señora que le pide comida, y él el señor que me la ofrece haciendo muchas mímicas relacionadas y por demás graciosas e incluso pidiendo dólares imaginarios a cambio. Luego pararse en cada jardinera a buscar algún palito que sirva de espada, encaramarse en cada baranda que encuentra, quejarse de tener que esperarme para darme la mano y cruzar la calle y seguir corriendo en la bajada conmigo detrás repitiendo una y mil veces que no vaya tan rápido que si se cae se va a dar tremendo golpe!

Volvimos al colegio y una semana después la rutina comienza a hacerse sentir, a saber que le toca instalarse de nuevo en esta casa y buscar un sweater porque el clima comienza a refrescar.

Volvimos al colegio y son muchas las aventuras que sabemos que tendremos que contar!

Publicado el 14 de septiembre de 2012