Esta semana que pasó fue una bien ocupada, básicamente porque Andres estuvo de viaje y estar sola con los Pirulingos ocupa!

Y cansa!

Y divierte y hace feliz…

Pero cansa!

Lo he pensado detenidamente: por qué si la diferencia entre que Andres esté y no esté son apenas unas horas al día, (en la mañana y en la noche) y el resto del tiempo igual yo estoy sola con los Pirulingos y nos manejamos bastante bien; me cansa tanto que precisamente falte esas horas?

Por la falta de método!

Qué método?

El nuestro, el que hemos creado, el que se repite todos los días y hemos logrado que nos funcione. El de él buscar a Andres Ignacio en el cuarto cuando lo oye que se despierta y llevarlo enseguida a hacer pipí mientras yo estoy amamantando a Eugenia. El de él quedarse con los Pirulingos en la cama, vistiéndose y arreglándose para salir mientras yo preparo el desayuno y la lonchera de Andres Ignacio.

Es casi un ritual que se repite día a día y que hemos ido perfeccionando logrando optimizar el tiempo en la mañana y aprovechar al máximo el de la noche.

El resto del día también tiene un método, pero es uno mío con los Pirulingos, uno que no incluye a Andres entre semana y que he tenido que descifrar para resolver las situaciones yo sola… Ese también lo he ido perfeccionando: al llevar a Andres Ignacio al colegio y como normalmente después aprovecho de hacer alguna diligencia, ir solo con el coche sencillo y la patineta para luego no cargar el coche doble. Al mantener a Eugenia despierta en el camino de ida al colegio porque la tengo que sacar del coche para subir a Andres Ignacio a su salón, luego ponerla de nuevo en el coche y ahí si reclinarle el asiento para que se duerma…

Son detalles, pequeñas cosas que nos facilitan la vida, que descubrimos y mantenemos para hacer la rutina más sencilla…

Entonces esta semana sin Andres simplemente toca resolver los huecos que deja su ausencia, duplicar mi presencia para hacer lo que ya hacía y además cubrir lo que hace él… por eso cansa, porque algunas tareas se duplican, otras se complican y otras se retardan si él no esta…

Pero como los métodos se construyen fácilmente y la capacidad que tenemos de adaptarnos es infinita, al final de la semana estamos mucho mejor que al principio justo cuando ya no hace falta porque ya Andres regresa y con él regresa esa otra rutina compartida más perfecta porque estamos los 4 juntos!

Debo confesar que a pesar del cansancio, la semana tuvo cosas muy lindas: dormir 4 noches con Andres Ignacio los dos acurrucados en mi cama, comenzar un nuevo proyecto en las noches al dormirse los Pirulingos aprovechando que la casa la tenía para mi sola! ver unas cuantas películas “chick flicks” aún más tarde… Y algunas visitas de mis hermanos y mi sobrino (en la pancita de mi cuñada) que evitaron que de ninguna manera me sintiera sola!

Después tuvimos un fin de semana juntos y lleno de actividades para compensar la semana ocupada!

Publicado el 19 de marzo de 2012