Les presento la serie » Érase una vez», un conjunto de escritos sobre eventos o anécdotas del pasado, entendiendo pasado como “cuando este blog no existía :-(“, pero como ahora existe 🙂 aprovecho el ímpetu de escribir que me tiene dominada y dejo constancia para revivir y compartir algunos momentos importantes!

Y como esta semana ha estado cargada de los 2 años de Andres Ignacio y he estado reviviendo momentos en videos y fotos, aprovecho para contarles como fue su nacimiento, sin duda, uno de los días mas felices de mi vida!

Érase una vez el 14 de octubre de 2009…

Ese día cumplía mis 40 semanas, era el tan anhelado “due date”, ya la ansiedad, expectativa y miedo estaban a millón, sobre todo para esta venezolana que aun creía que las primerizas normalmente se adelantan (sólo en Venezuela, en el resto del mundo las primerizas se retrasan y yo no lo sabía!). Sin embargo, debo decir que teníamos a Puli (mi mamá), Yannina (mi suegra), mi papá, Jacqueline y Claudia aquí y los días habían transcurrido muy agradables entre paseos, comidas, caminatas y conversas que amortiguaban la espera.

-de paseo por Battery Park-

Era un miércoles, fui a consulta con la Dra. Kalish, me hizo un tacto y nada… pero nadita de nada, sencillamente tocaba esperar. Me mandó examen de no estrés fetal el viernes 16 y verme más seguido. Si en dos semanas no comenzaba el trabajo de parto, me lo inducía! DOS SEMANAS!… entiendan que el tiempo de las embarazadas -más o menos a partir de la semana 35- es como los años de vida de los perros, cada dia equivale al menos a 7, así que imagínense lo que dos semanas en ese estado significan!

Paciencia! Jueves 15 de octubre: comencé a sentir contracciones bastante espaciadas, pero eso no lo supe enseguida, yo pensaba que no había sentido contracciones pero luego me di cuenta que sí las había sentido pero las confundía con otros malestares. Qué les puedo decir, novatadas de primeriza!

Más paciencia! Viernes 16 de octubre: En la madrugada sentí más contracciones y en la mañana continuaban… Andrés no fue a trabajar pensando que estábamos ya más cerca… Yo confiaba en las expertas en el asunto, es decir mi mamá que tuvo 5 partos y la mamá de Andres que tuvo 3, pero las emociones confunden y de tantas ganas de conocer al nieto las dos me aseguraban que ya estaba lista! “yo creo que nace hoy! seguro te dejan en el hospital”.  Y yo les creí, me emocioné y me vestí para ir al examen programado full ilusionada con esa posibilidad de que “me dejaran” de una vez ahi…

En el examen me dijeron que todo estaba bien, que ni siquiera estaba en trabajo de parto, que me fuera a mi casita y regresara el lunes para hacerme otro examen… Me recomendaron acupuntura que ayuda a iniciar la labor y ahí mismo desde el celular hice una cita, porsia, para el lunes con el acupunturista!

Salimos del Hospital a comer a un restaurante todos (Mesa de 7 + Andres Ignacio en la barriga que ya era el que ocupaba más espacio), de ahí a la casa a descansar y seguir esperando.

En las noches siempre sentía más las contracciones, mucho más fuertes y más seguidas, me acostaba ilusionada y me despertaba con la decepción de casi no sentirlas sino una cada media hora, siacaso…

-monitoreando contracciones-

-entre una y otra, fresca como una lechuga!-

Sábado 17 de octubre: el día transcurrió como si nada, algunas contracciones, por momentos algo seguidas pero era cuestión de comenzar a monitorearlas para que se distanciaran y ya casi no las notara… Yo me sentía de maravilla, tanto que me pegó el “nesting syndrome” y me puse a acomodar y limpiar la casa para pasar la tarde. En la noche vino a cenar todo el combo + Victor Julio… yo me sentí bien hasta las 11pm que comenzamos a anotar las contracciones que se pusieron más y más seguidas… cada 10 min… cada 8… cada 6…

-barrigón de 40 semanas y 3 dias-

Casi a la 1am se fueron todos y Andres y yo nos quedamos despiertos contando contracciones, anotándolas muy disciplinadamente en un papel que todavia tengo guardado. A las 2am comenzaron cada 5 minutos fijas y se mantuvieron por más de dos hora. Era el monento de llamar a la doctora. Nos atendió un asistente que nos dijo que preferiblemente nos esperáramos en casa hasta que el dolor fuera más fuerte… Debe haber escuchado que mi voz no era de tanto dolor porque sino, cómo podía saber que no eran ya suficientemente fuertes.

Caminé por la casa, me senté, me paré, me acosté… Andrés y yo pasamos la noche en vela y las contracciones ahí cada 5 minutos. A las 6am decidimos irnos al Hospital con maletas y todo.

-saliendo al Hospital cuando fue falsa alarma-

Me atendieron, me hicieron un tacto y sólo había dilatado 1cm -de 10- y la doctora me dijo que estaba en “very early labor”, me recomendó volver a la casa y así pasar las contracciones más cómoda, caminar, bañarme, relajarme y al final me dijo “creo que te veremos de nuevo esta noche”. Como por arte de magia al salir del Hospital las contracciones se fueron, claro! Ya era de mañana y Andrés Ignacio se activaba de noche! Pasé el día tranquila en la casa, descansé y fuimos a misa. Al salir de misa (9:00pm) comenzaron de nuevo con cierta regularidad, intensificándose en dolor y haciéndose más seguidas (7, 6, 5 min). Lo paradójico es que a esas alturas estaba tan desesperada e impaciente por tener a mi bebé que la llegada del dolor de las contracciones era celebrado como un signo de estar más cerca de aquel momento tan anhelado!

Me acosté casi a las 11pm con dolores pero preferí intentar dormir. Me desperté cada media hora con ganas infinitas e inaguantables de hacer pipí y muuucho dolor que hasta me costaba caminar hasta el baño. Era como si el dolor de las contracciones que me “saltaba” por estar dormida, se acumulara en una suficientemente fuerte como para despertarme. Pero luego me volvía a dormir. Así hasta las 4am que fue tanto el dolor que ya no dormí más. Contracciones cada 5 min o menos y muy fuertes.

-pasando una contracción, intentando respirar-

Andrés se fue a trabajar porque nos dio miedo que de nuevo fuera falsa alarma… No queríamos desperdiciar otro de sus preciados días de permiso por el nacimiento y yo estaba bien acompañada con mi mamá y Yannina en la casa.  Seguía aguantando los dolores cada vez más intensos… muy intensos hasta las 8:30am que decidí que nos íbamos al Hospital y determiné que esta vez no me devolvían! Comí algo, me bañé, me arreglé y nos fuimos al Hospital. Llegamos casi a las 11:00am, Andrés llegó enseguida. Me hicieron tacto y tenia 3cm de dilatación pero de una vez me ofrecieron epidural y dije que sí, aunque fue casi 2 horas después que realmente me la pusieron. Los dolores eran muy muy intensos, cada 4 ó 3 min y duraban 1 min. Pero incluso con esos dolores que fueron los más agudos, debo decir que hay algo especial con el dolor de las contracciones: es muy fuerte mientras sucede pero mágicamente no deja rastro mientras no está… en los minutos entre una y otra yo volvía a estar perfecta sin huellas de dolor o malestar.

Mientras me ponían la inyección de la anestesia en la espalda vino una contracción que hizo que la inyección ni se sintiera y entonces… la magia! Se fue el dolor… a los 5 minutos ya no sentía nada… algo de presión para saber que ahí estaba la contracción pero nada de dolor… wow!

-como nueva después de la anestesia-

Allí entraron todos al cuarto, mi papá, Jacqueline y Claudia también. Conversamos, vimos tv, muy relajado, el cuarto grande y yo como una reina recuperando energías para recibir a mi bebé. La Dra. chequeaba cada cierto tiempo la dilatación que fue lenta. Eso es lo que pasa con la anestesia, la magia no es completa porque quita el dolor pero hace más lento el proceso…

-feliz con mi mamá y mi papá en un momento tan importante-

-hasta con ánimo de chequear emails y blackberryquear un rato-

Entonces la tarde pasó entre chequeos de avance de la dilatación, monitoreo de las contracciones y del pulso del bebé y tomadas de tensión. Yo no rompí fuentes sola sino que me la tuvieron que romper, ahí se complicó un poco la cosa pero gracias a Dios no pasó a mayores, seguimos esperando, dilataba muy lento, me pusieron pitosín, se me fue el efecto de la anestesia! Ayyyyy! vino el anestesiólogo y me dio otro “shot”, Aaahhh! magia de nuevo!

Andres siempre conmigo en el cuarto y los demás entraban y salían intermitentemente.

Alrededor de las 9:00pm me chequearon y al parecer ya estaba casi lista (24 horas después de la ultima vez que las contracciones se regularizaron e intensificaron) , me pidieron que pujara de práctica y fue tan exitoso el intento que la Dra. decidió quedarse, el cuarto se transformó en 3 minutos en un quirófano y media hora después Andres Ignacio estaba en mis brazos!

Fueron treinta minutos pujando, dando a luz el bebé que estaba dentro de mi para que saliera y poder sentirlo y verlo a los ojos… cada contracción acompañada de todo el esfuerzo en cada pujada se sentía como el inicio perfecto de esta nueva vida de entrega a nuestro bebé…

Andres lo vio todo! estuvo ahí conmigo todo el tiempo y tuvo el privilegio de ver nacer a Andrés Ignacio, y fue lo máximo porque él se “asomaba” y me iba narrando lo que pasaba, saltando y pegando brincos y hasta haciendo reír a las enfermeras con sus frases y su euforia. Me decía cosas como “ya salió la cabeza!”, “es un muchachote!”, “tiene las manos grandes!”; siempre con mi mano agarrada fuerte tratando de estar lo más posible para mí, sintiéndose orgulloso de mí, sosteniéndome una pierna y así sosteniéndome el corazón con la importancia de su compañía y su apoyo.

-primera foto con mi chiquitín-

-Papá Andres y Bebé Andres Ignacio-

Yo soy una llorona pero cuando me pusieron en el pecho a Andrés Ignacio no lloré, sino que comencé a reirme, a besarlo, se me plasmó una sonrisa en la cara que hasta hoy no se me ha quitado!  Tener a Andres Ignacio en mis brazos, verlo después de sólo sentirlo por 9 meses, es un momento que tiene un lugar de honor en mi corazón, el amor de esa primera mirada es difícil de describir, el agradecimiento con Dios y con la vida no se acaba nunca. Tantas veces había pensado en ese momento, soñado con ese momento, intentado predecir las sensaciones y no fui capaz ni de acercarme a ese sentimiento de amor y responsabilidad, de plenitud y felicidad de ver esos nuevos ojitos lindos que ahora solo dependían de nosotros! Todo el posible dolor del parto (que la verdad no fue  TAN doloroso) se esfumó en un segundo al ver a mi chiquitín!

Andres Ignacio nació el 19 de octubre de 2009, a las 9:37pm, de 3,620Kg y 52 cm.

-precioso y perfecto, Andres Ignacio con sus ojitos abiertos-

Andres Ignacio comparte su cumpleaños con el de mi hermano mayor, lo que significa que mi mamá y yo dimos a luz nuestro primer hijo un 19 de octubre, las dos pensamos que es algo muy lindo y muy especial.

Una hora después de haber nacido, luego de limpiarlo y vestirlo, me lo trajeron de nuevo para cargarlo y amamantarlo, ese es otro momento mágico, que requiere de una historia propia que seguro les contaré más adelante.

Así lo sentí esa noche y así lo sigo sintiendo: es una maravilla, un milagro que esa noche, donde antes dormían 2, ahora éramos 3, y cómo esa cosita tan chiquita y tan recién llegada llenaba tanto de amor nuestra vida y nuestros corazones… Luego de 9 meses de ilusión y de espera nos estrenamos como padres con un bebé perfecto para nosotros, que nos superó a nosotros mismos y nos hace querer ser mejores personas cada día, por él y para él!

-felices de ser 3!-

Publicado el 31 de octubre de 2011